Woody Allen y Mia Farrow deciden llevar su batalla legal en privado
Los abogados logran que la primera sesión del juicio se celebre a puerta cerrada
El director Woody Allen y la actriz Mia Farrow parecen haberse puesto de acuerdo en llevar su disputa hacia lo privado. La juez Phyllis Gangel-Jacob les ofrece incluso una dependencia en los tribunales para que traten de evitar el proceso. Gangel rechazó ver las fotos supuestamente pornográficas que Allen sacó de la hija adoptiva de Farrow, Soon-Yi, y que los abogados de la actriz querían presentar como prueba. Los respectivos abogados han logrado prohibir que entren cámaras a la primera audiencia, celebrada ayer en Nueva York, sobre la custodia de los tres hijos de la pareja.
La batalla legal entre Woody Allen y Mia Farrow proseguirá en privado, por acuerdo de los antagonistas. Incluso la juez Phyllis Gangel-Jacob les ofrece una dependencia en los tribunales para que traten de evitar llegar a la guerra abierta de un proceso. La juez rechazó ayer ver las fotos que Allen había sacado de la hija adoptiva de Farrow, Soon-Yi, y que los abogados de Farrow querían presentar como pornográficas.Durante el pasado fin de semana, los abogados de Allen intentaron inútilmente un acuerdo a cambio de que Farrow desistiera de sus acusaciones de abusos deshonestos por parte del cineasta en la persona de su hija Dylan, de siete años. Sin embargo, ambas partes se pusieron de acuerdo en la necesidad de mantener a la prensa alejada de su batalla.
Woody Allen aparecía esta semana en la portada de dos de los más prestigiosos semanarios, estadounidenses, Newsweek y Time, y en la más frívola publicación, People. En los últimos años el privilegio de coincidir en la cubierta de los dos semanarios políticos ha estado reservada a unos pocos estadistas de categoría internacional. Las implicaciones del drama sentimental que separa a la pareja Allen / Farrow así como la historia de amor que el director ha iniciado con la hija adoptiva Soon-Yi de su ex compañera abarcan todo el espectro informativo de los Estados Unidos. Fuera de la curiosidad morbosa de las publicaciones sensacionalistas, la crisis del prototipo de pareja de intelectuales cosmopolitas entra de lleno en la discusión de los valores morales norteamericanos que centra la discusión política en este año electoral.
El caso Allen / Farrow se ha convertido en el ejemplo de la más dura batalla legal de una separación de los últimos años. Detrás de la grabación de una cinta por parte de Farrow en la que su hija de siete años, Dylan, acusa a Allen de haber abusado de ella, tras las medidas declaraciones del director y de su nueva compañera Soon-Yi en las que manifiestan sus dudas sobre la capacidad de la ,actriz para criar a sus hijos está la maquinaría de dos poderosos equipos de abogados.
Allen está representado por J. M. Obten y Farrow por el poderoso profesor de la Univeriidad de Harvard Alan Dershowitz, que cuenta entre sus clientes con el barón Claus von Bulow, la multimillonaria de la hostelería Leona Henisley y, el boxeador Mike Tysson. En una atípica separación, ambos equipos, están utilizando todas las armas disponibles.
Farrow y Allen nunca han estado casados y, aunque la ley de Nueva York prevé el mismo tratamiento legal para las parejas que conviven durante un mínimo de siete años que para los matrimonios, los dos artistas nunca han cohabitado en los 12 años de relación. A pesar de ello, Farrow ha solicitado siete millones de dólares (unos 640 millones de pesetas) para la manutención de los tres hijos que comparte con Allen, uno biológico y dos adoptados.
Antes de que Allen consiga la custodia de los tres niños de entre 14 años y cuatro años, tendrá que esperar al resultado de la investigación sobre los presuntos abusos sexuales que presuntamente cometió contra su hija Dylan.
Por su parte Mia Farrow, se enfrenta a las acusaciones de Soori-Yi sobre sus constantes. arranques de ira y al relato de la joven de cómo su madre la golpeó cuando descubrió su relación con Allen. Si se prueba que la acusación de abusos deshonestos contra Allen es falsa, Farrow estará en serios apuros ya que los abogados de Allen están preparados para demostrar que su estado mental no es el apropiado para cuidar de sus hijos.
En medio de la polémica, Allen trata de proseguir su vida con normalidad. El lunes a las diez y media de la noche, el director abandonó cabizbajo y compungido el pub Michael's, donde tocó el clarinete. Ni siquiera alzó la mirada cuando numerosos turistas y periodistas gritaban su nombre.
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