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Los diplomáticos huyen del horror de Kabul

La fiereza de los combates en Kabul, donde han muerto más de 1.800 personas en dos semanas y donde ni tan siquiera las Embajadas son respetadas, ha empujado a un grupo de diplomáticos a huir por carretera del infierno de la capital afgana. Cansados de esperar una tregua que permitiera la apertura del aeropuerto de Kabul, a lo que se había comprometido el dirigente rebelde Gulbudin Hekinatiar -responsable de los actuales bombardeos- y convencidos de que incluso si se alcanzara un compromiso, no significaría que sería respetado, seis diplomáticos franceses, cinco italianos y tres búlgaros, entre ellos el embajador que fue herido el domingo en un brazo, emprendieron anoche el camino hacia Termez (Uzbekistán).Además, un portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) indicó que han entregado el hospital que tenían en Kabul al Ministerio de la Salud afgano, debido a que las facciones combatientes no respetan el principio de neutralidad de éste. Los 21 hospitales de la capital rebosan de heridos y carecen de todo, hasta de electricidad. El portavoz, Armin Eric Kobel, subrayó que 21 miembros del personal sanitario del CICR permanecerán en Afganistán desempenando su labor.Termez se encuentra a unos 350 kilómetros al norte de Kabul. Los diplomáticos dudaron sobre si encaminarse hacia la frontera paquistaní, a tan sólo 200 kilómetros. El recuerdo de la matanza de 15.999 de los 16.000 soldados británicos que en 1841emprendieron su retirada de Kabul por esa sureña ruta y el hecho de ser un área en la que se han hecho fuertes los guerrilleros del integrista Hekmatiar, llevó a los diplomáticos a lanzarse por el camino más largo. Los Gobiernos de Francia e Italia han enviado a esa ciudad uzbeka sendos aviones para recoger al grupo de representantes europeos.

No se sabe cuantos representantes extranjeros quedan en Kabul. En la Embajada rusa permanecen unas 100 personas -funcionarios y sus familias- a la espera de que les permitan dejar el país. A pesar de que el edificio que alberga esa representación es un auténtico bunker, ya hanmuerto por fuego de misiles tres personas. Un diplomático paquistaní y dos trabajadores afganos de la sede francesa también fueron muertos durante los bombardeos de la semana pasada.

Más de 120.000 personas, en su mayoría mujeres y niños, han huido de la capital y se encuentran hacinados en campos de refugiados provisionales sin las condiciones mínimas de salubridad. El ardiente calor, la falta de agua potable, de medicinas y alimentos ha hecho mella especialmente en los más pequeños que comienzan a morir por decenas.

La ONU anunció el envío de 10 millones de dólares en ayuda humanitaria de emergencia y el CICR prepara nuevos envíos de medicamentos, después de que un misil destruyera las reservas que mantenía en el hospital de Kabul.

Gulbudin Hekinatiar, líder de la facción radical del partido Hezbi Islami, desató esta ofensiva contra el Gobierno de Kabul al negarse éste a expulsar de su coalición a los representantes de la minoría uzbeka. La deserción del general Abdul Rashid Dostam y de sus milicias uzbekas del régimen procomunista de Najibulá fue definitiva para la caída de éste. Najibulá continúa refugiado en la sede de la ONU en Kabul, al no obtener garantías para abandonar el país.

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