_
_
_
_
Entrevista:ESPAÑA, UN ESTADO DE ÁNIMO

"La identidad nacional forma parte de nuestros genes"

Raimon Obiols es un animal político, porque sólo así se entiende que siga en la brecha sin siquiera haber acariciado una dirección general, cuando casi todos sus compañeros de partido -el de los Socialistes de Catalunya- llevan años conviviendo con la vara de mando. Harto, se supone, de que le pregunten.por qué está serio cuando en realidad está contento y por qué está enfadado cuando simplemente está serio, Obiols comenta en esta entrevista su compleja visión de España.Pregunta. ¿Usted también cree necesario refundar España?

Respuesta. Refundar un Estado no significa nada, y en todo caso, si algo significa, es traumático. Supone pasar por la catarsis deuna dispersión de los pueblos que lo conforman para después establecer un acuerdo. No es ése el caso. En España estamos solventando un proceso peculiar de adecuación a la realidad plurinacional, y debemos alegrarnos de ello, sobre todo si observamos los funestos procesos de Europa centrooriental.

P. Pero la idea de refundar España ha sido formulada por personas ideológicamente tan distantes como Jordi Pujol y Pasqual Maragall.

R. En la formulación de Maragall está -la idea de que el viejo pleito de agravios, incomprensiones, de concepciones monolíticas tratando de imponerse sobre otras, está dando paso a perspectivas muy positivas. Hay mucho más reconocimiento mutuo, actitudes muchísimo más liberales en el conjunto de España, un gran respeto por la diferencia sin identificarla con desigualdad. La igualdad, que no supone ser uniforme, debe ser en derechos, en deberes, en oportunidades, pero puede significar también ser muy distinto desde el punto de vista de tus matrices culturales. Estamos abriéndonos a una etapa en la que los distintos pueblos aceptan sus diferencias.

P. Su discurso es optimista...

R. Tal vez, pero creo que este proceso es mayoritariamente aceptado. Y es una línea de futuro que debe ser recorrida sobre la base de una gran tolerancia, sin acelerar el motor, sin forzar nada, con el recuerdo permanente.de lo que han sido las tragedias de la intolerancia en España. E insisto en el contrapunto sangriento que significa el tratar de resolver los problemas nacionales a través de la estricta identficáción entre nación y Estado, de las premisas falsas en la línea de: 'Puesto que somos una nación, debemos tener un Estado, y puesto que somos un Estado, debemos ser una nación homogénea y uniforme'. Porque, en el fondo, hay un denominador común entre el nacionalista español y el nacionalista periférico Mirando al Este vemos lo que significa la aplicación mecánica de este criterio: si cada sentimiento colectivo de identidad se concreta en un proyecto de construcción de un Estado, la consecuencia es el enfrentamiento entre los pueblos.

P. ¿Qué le sugirió la imagen del Rey en trando en el estadio Olímpico a los acordes de Els segadors? Algunos puristas dd la simbología no lo digirieron bien: unos acusaron al Monarca de falta de respeto al himno catalán por no ponerse firmes, y otros consideraron una cesión al independentismo renunciar a que la Marcha real sonara en solitario.

R. Lo más positivo es que unos y otros representan franjas minoritarias. Y que la gran mayoría del pueblo, en Cataluña y en toda España, lo ha encajado positivamente. Ahora bien, ¿esto soluciona los problemas? No, aunque ha abierto simbólicamente grandes perspectivas.

P. ¿No le parece inquietante polemizar tanto sobre himnos y banderas cuando no dejan de ser componentes irracionales de cualquier tipo de nacionalismo?

R. Sí, pero hay. que fijarse también en el enorme poder que tiene la instrumentalización de los sentimientos de identidad colectiva. No hay nada más peligroso. Estos sentimientos son reales, todos los compartimos. Forman parte de nuestros genes individuales y colectivos. Los sentimientos de identidad pueden llegar a ser cosas muy funestas, pero son también elementos de movilización positiva de los pueblos. En este aspecto estarnos, como siempre, en el filo dela navaja, con el riesgo de derrapar, de convertir lo que son sentimientos normales de identidad colectiva en elemento de agresividad, de xenofobia, de racismo. Y sabiendo también que un determinado internacionalismo, que sostenía que los nacionalismos eran cosas del pasado, ha sido brutalmente desmentido por la fuerza de los hechos.

P. ¿Cree que el nacionalismo conservador catalán ha digerido bien el éxito de los Juegos?

R. Este sector político tiene dos caras. La característica normal de sus representantes más respetables es que valoren aquello que ha ido bien para Catalufia; pero después tienen. la tendencia a considerar que cuanta más sensación se dé de agravios, mejor para su propia opción nacionalista. Pero los Juegos han dado una lección difícil de olvidar: hacer las cosas sin retórica nacionalista, sin pretendidos enemigos exteriores, ha reportado muchísimo más para Cataluña que todas las pancartas y gritos de los que dicen querer más a Cataluña que nadie.

P. ¿No teme que este tipo de formulaciones acaban siendo ca pitalizadas políticamente por el nacionalismo?

R. En este caso no lo veo así, aunque en otros sí. En un contexto de problemas nacionales sin resolver, de heridas que siguen abiertas, siempre existe este riesgo. En muchas ocasiones, quienes hurgan en la herida sacan más provecho que quienes desean cicatrízarla. Pero eso está ahí, y no caben lamentaciones. Sí hay que alegrarse de una evolución tan positiva que hasta la violencia naciónalista está desapareciendo...

P. Sí, pero ciertos medios nacionalistas catalanes, que han aplaudido operaciones antiterro.ristas contra ETA, cuestionan la aplicación de la misma terapia policial a Terra Lliure.

R. Las detenciones ordenadas por el juez Garzón constituyen una decisión muy discutible. Hay unos . detenidos que dan unos nombres y se detiene a esas personas, lo que me parece llevado por los pies. Muy probablemente, aunque estas cosas son imposibles de esclarecer, se han producido malos tratos en algún caso. Y es lógico que haya gente que se sienta indignada.

P. ¿Apoyará la creación de un Comité Olímpico Catalán?

R. Buscaremos una fórmula de acuerdo, y si es posible, excelente; de lo contrario, no pasa nada.

P. ¿Qué fórmula?

R. Nuestra apuesta es permitir la libre expresión de las identidades colectivas de todos, estableciendó mecanismos dé unión. Fórmulas federalistas...

P. Fómulas como el equipo unificado la CEI...

R. Je, je... No creo que sea el caso.

P. Felipe González no estuvo en la ceremonia de clausurá de los Juegos y ha aducido motivos personales como la muerte del ex ministro Fernández Ordóñez. Días después visitaba de nuevo la Expo. ¿Tan cansado está como para no cumplir en Barcelona el aforismo según el cual todo cargo es una carga, o llevas la carga o dejas el cargo?

R. El presidente está bien de ánimo, sin cansancio. Con Fernández Ordóñez le unían vínculos de amistad, y hay que respetar el hecho de que no estuviera por la labor de una ceremonia de clausura. Tal vez se hubiera sentido más motivado a estar presente en el caso de que hubiera habido problemas en los Juegos.

P. ¿Está convencido de que encabezará el cartel socialista en las próximas legislativas?

R. Sí, claro que sí. Aunque Felipe González se ha manifestado en repetidas ocasiones sobre la carga personal que comportan sus reiponsabilidades, las especulaciones periodísticas sobre su retirada son meras elucubraciones.

P. ¿Se ve usted como cartel en las autonómicas de 1996?

R. He sido candidato tres veces, y mi decisión es no serlo de nuevo. Pero, políticamente, la decisión corresponde a los afiliados, y estoy convencido de que respetarán mi decisión personal.

P. ¿Debe ser una laborárdua hallar un sustituto que corra el serio riesgo de perder ante Pujol?

R. Yo he afrontado la derrota en tres ocasiones...

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_