"Estados Unidos no puede ser el gendarme del mundo", afirma Bush al rechazar el envío de tropas a Bosnia
Estados Unidos no puede ser "el gendarme del mundo", afirma el presidente norteamericano, George Bush, al explicar en una entrevista que tenía previsto difundir ayer la cadena de televisión ABC porqué su Administración sigue siendo reacia a mandar tropas a Bosnia. Varias fuentes cifran en más de 100.000 el número de soldados necesarios para una operación de protección de la ayuda humanitaria como la que autorizó el jueves el Consejo de Seguridad de la ONU."No quiero mandar a un soldado a la batalla a menos que sepa que tenemos los medios para ganar, y ganar rápidamente, y a menos que vea de qué manera este soldado saldrá de allí con la cabeza alta y con su país respaldándole", afirma el mandatario norteamericano, quien añade que "tal vez se pueden hacer otras cosas" que desplegar tropas, sin dar más detalles. El presidente de Estados Unidos recalca que su país aspira sólo a ser "la inspiración moral del mundo", y no el que haga reinar el orden en su seno.
Críticas de Clinton
Estas declaraciones de Bush se producen en un momento en que se encuentra sometido a fuertes críticas de su rival demócrata, Bill Clinton, que exige que Estados Unidos adopte una actitud más intervencionista. La prudencia del actual presidente, sin embargo, es compartida no sólo por la mayoría de la opinión pública de su país, según demuestran las encuestas de opinión, sino también por casi todos los Gobiernos occidentales.
Hasta la fecha, únicamente Francia y Turquía se han comprometido a mandar soldados a la ex Yugoslavia -sólo 1.100 efectivos y bajo bandera francesa, en el primero de los casos-. En una entrevista publicada ayer en París por Le Journal du Dimanche, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Roland Dumas, lamenta precisamente la "falta de entusiasmo" de los demás países occidentales para intervenir en este conflicto.
Dumas reconoce que "no es con alegría en el corazón como se envía a un Ejército a combatir en el extranjero". El ministro rebate las críticas dirigidas a veces a su Gobierno, y las acusaciones de ser demasiado proclive a. las tesis serbias. "Sería caricaturesco", afirma, "decir que aquí están los buenos y allí los malos, ya que todo está mezclado en Yugoslavia, por eso es tan complejo el problema".Menos dado a los matices fue su colega Klaus Kinkel, ministro de Asuntos Exteriores de Alemania -un país que no piensa mandar soldados a Bosnia-Herzegovina-. En una entrevista publicada ayer por el Tagesspeigel, de Berlín, Kinkel calificó al presidente serbio, Slobodan Milosevic, de agresor y pidió que comparezca ante un tribunal internacional que deberían crear según Kinkel las Naciones Unidas para juzgar las violaciones de los derechos humanos en la antigua Yugoslavia.
El Gobierno británico mantiene su oposición a una intervención exterior. "No vamos a suministrar armas y tampoco estamos por la labor de utilizar la fuerza militar de manera agresiva", afirmó ayer en una entrevista a la radio estatal BBC el Secretario de Estado para Asuntos Exteriores, Douglas Hogg.
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