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Europa y EE UU se resisten a enviar tropas a Bosnia, pese a la autorización de la ONU

Los países europeos y su gran aliado del otro lado del Atlántico, Estados Unidos, se resisten al envío masivo de tropas a Bosnia, pese a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que, en la noche del jueves, autorizó el empleo de "todos los medios necesarios" para garantizar la llegada de la ayuda humanitaria. Tan sólo Francia había ofrecido ayer desplegar un contingente, aunque sólo de 1.100 soldados, y bajo su bandera tricolor y no la azul de las Naciones Unidas.

Los enormes riesgos que supondría una operación militar masiva, el volumen de efectivos que habría que emplear (al menos 100.000) y las dudas sobre los resultados hacían que la bienvenida generalizada a la resolución de la ONU contrastara con la falta de entusiasmo en plasmarla en medidas concretas.En España, el presidente del Gobierno, Felipe González, declaró en Sevilla que "hay una cierta obligación moral" de parar la guerra. Y añadió: "Tendremos que asumir las consecuencias entre todos. Hay que ser consecuentes y parar este conflicto". Sin embargo, con anterioridad, su ministro de Exteriores, Javier Solana, había expuesto las reservas a una intervención militar "en este estadio" de la guerra. El Ejecutivo confía en que la amenaza de la ONU de usar la fuerza haga innecesario el envío de tropas. "En cualquier caso", agregó, "España cumplirá con todos los compromisos que tiene adquiridos y con todos los que puedan surgir en el seno de la UEO, la OTAN y la CSCE".

"La comunidad internacional", señalaba el presidente norteamericano, George Bush, "ha dejado claro que no se privará a la población inocente de las posibilidades de sobrevivir". "Es la última advertencia a Serbia" para detener la matanza, indicó por su parte el ministro alemán de Exteriores, Klaus KinkeI.

La Alianza Atlántica estudiará una serie de opciones para proteger los convoyes, incluyendo varios grados de compromiso de envío de tropas, señalaba por su parte el secretario general de la organización, Manfred Wörner. Pero nadie se atrevía a poner el cascabel al gato, lo que, pese a la modestia de su oferta, permitió decir al ministro de Exteriores francés, Roland Dumas: "Y ustedes, ¿qué harán?". La tibieza era todavía más notoria en el Reino Unido, uno de los patrocinadores de la resolución de la ONU. "Londres está muy lejos de haber decidido el envío de tropas", aseguró lady Chalker, secretaria de Estado para el Desarrollo.

En cuanto a las partes directamente implicadas, el resumen es: Serbia cree que la intervención no resolvería la guerra, sino que la agravaría; Bosnia estima que la ONU se ha quedado a mitad de camino, y Croacia considera que el paciente (la guerra) no necesita una aspirina (la intervención humanitaria), sino cirugía (implicación militar internacional directa y masiva).

Páginas 2 a 4 y 12 Editorial en la página 6

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