Bosnia: visita con guía a un 'campo modelo'
Las fuerzas serbias han trasladado cientos de prisioneros al campo de Manjaca desde otros importantes centros de detención, para silenciar la repulsa internacional suscitada por informes sobre posibles torturas y ejecuciones. Pero incluso en Manjaca -donde los guardias explican que los detenidos reciben mejor trato que en Omarska y Karatan- los demacrados prisioneros, amontonados en fétidos barracones, relatan en cuchicheos cómo han sido golpeados, o cómo sus compañeros han muerto por negligencia.Más de mil hombres han ascendido la colina que lleva al campo de Manjaca en los últimos días desde Omarska, según explica a la prensa Bozidar Popovic, el jefe local del centro. Popovic se negó a consentir la presencia de reporteros durante la llegada de los nuevos presos, y a cambio se ofreció como guía de un recorrido por el campo.
Los doctores que trabajan en la primitiva clínica del campo -son asimismo prisioneros-, hablan asustados a los visitantes, bajo la atenta mirada del comandante Popovic, y aseguran que las condiciones médicas son adecuadas. Sin ninguna inflexión en la voz uno de ellos declara: "Yo no he sufrido ninguna represión fisica o psicológica".
Los prisioneros rapados que se agolpan hombro con hombro en lo que asemeja a un establo relatan otra versión, por medio de comentarios dejados caer intermitentemente, que escapan al oído de los guardianes: "Muchos de nosotros hemos sido golpeados", dice uno, "nos llaman prisionero de guerra, pero la mayoría somos civiles".
Otro, esquelético, interrogado sobre si la cantidad de comida que recibe es suficiente, contesta: "No estoy autorizado a responder a eso". Uno de sus compañeros cuenta cómo ha visto morir a varios prisioneros enfermos que, en grupos de hasta cien personas, dormían junto a él. Popovic, responsable del campo desde hace dos meses, afirma que bajo su mando sólo han perecido cinco prisioneros por enfermedad.
Guerra imprevista
"Los detenidos trabajan la reparación de las conducciones de suministro de agua para el campo, que están estropeadas. El agua de que disponen es transportada en camiones y cada prisionero disfruta de dos litros diariog. Un oficial serbio comenta que la Cruz Roja, actuando de modo irracional, ha exigido un mínimo de 20 litros por detenido al día. "Mis hombres sólo disponen de tres", dice. "Los prisioneros pueden bafiarse dos veces al mes", añade. Y concluye: "Nosotros [los serbios] no habíamos previsto esta guerra, por eso no estamos preparados".
Un guardia, al preguntarle si los prisioneros han sido golpeados, responde a hurtadillas: "Ni más ni menos que a los prisioneros de cualquier país en el quese viva una guerra civil".
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