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Sarajevo vuelve a recibir ayuda humanitaria

Sarajevo volvió ayer a recibir ayuda humanitaria por vía aérea tras reanudarse, al cabo de cuatro días de suspensión, el puente aéreo internacional a pesar de un nuevo ataque contra el cuartel general de los cascos azules que dejó a siete soldados heridos. Los combates en Bosnia-Herzegovina mantuvieron ayer el mismo vigor de los días pasados, mientras la comunidad internacional sigue sin tomar una decisión sobre su posible intervención. Estados Unidos y Alemania son partidarios de enviar soldados para escoltar la ayuda humanitaria, pero Francia y el Reino Unido se oponen a ello. El presidente norteamericano, George Bush, se volvió a reunir ayer con sus consejeros diplomáticos y militares para analizar la evolución de la crisis.

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Las Naciones Unidas reabrieron ayer el aeropuerto de Sarajevo, clausurado el martes, en medio de intensísimos combates entre fuerzas serbias y bosnias. A lo largo del día se esperaba la llegada de 20 vuelos con alimentos y artículos de primera necesidades para los más de 100.000 civiles asediados, cuyo único vínculo con el mundo exterior es el aeropuerto.Sarajevo, que se quedó sin luz el viernes, vivió ayer una jornada de relativa tranquilidad, pero los cascos azules no se hacían ilusiones. Sobre los soldados de la ONU pesaba el ataque con morteros de las últimas horas del viernes, que hirió a siete ucranios. Durante la noche siguieron los bombardeos de objetivos civiles, con, al menos, una docena de muertos, según la radio controlada por los bosnios.

Hubo combates en otras partes de la república y las unidades del Consejo de Defensa Croata, organizadas por la mayoría croata de la región meridional de Herzegovina, reconquistaron tras una larga batalla las posiciones que las milicias serbias ocupaban en Trebinje, según Radio Bosnia. Trebinje era el principal enclave serbio en Herzegovina después de que los croatas hubieran logrado el mes pasado el control de Mostar, la capital. Misiles del ejército federal mataron a dos personas en Slavonski Brod, en la frontera croata con Bosnia.

Las vías de solución de la crisis yugoslava muestran las diferencias entre EE.UU y Europa y entre los propios europeos. Londres se ha opuesto a la propuesta norteamericana de que la ONU autorice el uso de tropas, bajo bandera de la organización internacional, para proteger la ayuda humanitaria a Bosnia. Los británicos prefieren asegurar el libre acceso a los campos de detenidos antes que intervenir militarmente. La postura británica de oposición a la norteamericana es compartida por Francia, que propone que las fuerzas de la ONU se conviertan en fuerzas de combate capaces de proteger los convoyes humanitarios.

El canciller alemán, Helmut Kohl se ha distanciado de los otros líderes europeos para apoyar la línea de Bush y apeló ayer a una intervención comunitaria más decidida, en particular en cuanto al bloqueo económico de Serbia. Los Doce se han limitado a mediar, hasta ahora infructuosamente, entre las partes enfrentadas.

El presidente de la nueva Yugoslavia -formada por Serbia y Montenegro-, el escritor Dobrica Cosic, advirtió ayer que su Ejército luchará hasta el final contra una intervención militar occidental: "Si se diera ese absurdo paso, nos defenderíamos como pudiéramos durante todo el tiempo posible". Cosic estima que Alemania busca la hegemonía en la región y que "la Comunidad Europea, con el dominio de Alemania en este asunto, ha causado una catástrofe en Yugoslavia con su patrocinio del separatismo y la subversión de las fronteras estatales".

El presidente croata, Franjo Tudjman, declaró ayer en Barcelona -donde se entrevistó con Jordi Pujol- que Europa no posee los mecanismos para intervenir militarmente en Bosnia-Herzegovina. Tudjman se mostró partidiarlo de priorizar los sistemas para esa intervención, antes de que los europeos se planteen si es necesaria.

Un alto responsable de la "república serbia de Bosnia-Herzegovina", Aleksa Buha, amenazó con enviar kamikazes contra las centrales nucleares europeas en caso de intervención militar occidental.

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