Se mueve mejor que las olas
Ella lleva en su entraña el aire de España y de toda Latinoamérica. María Dolores Pradera está por encima de las modas, como los clásicos. Sigue con la misma fina estampa, con la misma clase, con la misma elegancia, con la misma sobriedad, con la misma magia. Eso sí, tiene más sabiduría y más hondura. De todo ello resulta que transmite cada vez con mayor maestría un cúmulo de sentimientos y sensaciones que pertenecen a los rincones más íntimos del corazón. Si alguien quiere escribir la historia del corazón, encontrará abundante pasto en esta Pradera.Sale al escenario blanca como un alma. A lo largo del recital utiliza toda una teoría de pañuelos, pañoletas, mantillas, jorongos y mantones. Todos estos aditamentos podrían constituir la base para un tratado sobre la donosura. Pero ella los emplea únicamente como matiz. Y se mueve mejor que las olas serenas. María Dolores Pradera tiene un mono inalterable y sosegado. No exagera sus movimientos, pero sabe cantar también con las manos y con el silencio. Y lo que canta son las alegrías más extremas y las más negras penas que nos acosan a los mortales. Sin embargo, no se sale de la velada con euforia ni con desesperación, sino con paz, acaso con melancolía. Esto sólo lo consiguen los clásicos.
María Dolores Pradera
María Dolores Pradera (voz), Los Gemelos (Santiago y Julián López, guitarras), José María Panizo (contrabajo), Pepe Ébano (percusión). Entrada: 1.500 pesetas. Lleno. Cuartel del Conde Duque. Madrid, 11 y 12 de julio.
Su repertorio es exquisito y al mismo tiempo asequible por las mayorías. Prácticamente todas las canciones que interpreta son piezas maestras de la música popular hispana, hasta el punto de que muchas de ellas forman parte del repertorio habitual de los espíritus sensibles cuando están embriagados.
Público fino
Comienza su recital con una declaración de principios: "El tiempo que te quede libre, / si te es posible, / dedícalo a mí". A partir de ahí, todo es banquete. A veces de sus ojos está brotando llanto, pero llanto contenido, dominado. Todos los ritmos populares están presentes, todos los matices del amor y el desamor.Ella confabula, ella sugiere, ella susurra. Cada canción podría ser una novela. También increpa: se marca un bolero de Los Panchos, Usted (la primera canción que interpretó en un escenario), en el que pone el dedo en algunas llagas: "Usted es el culpable / de todas mis angustias, / de todos mis pesares". En plena catarsis se permitió la chulada de cantar una folía a cuerpo gentil, sin micrófono.
Su público es fino, como corresponde. No hubo alaridos ni histerias. Hubo ovaciones y aplausos, emoción, silencios temblorosos. Pues sí, sí se estila que te pongas para cenar jazmines en el ojal, o cosas por el estilo.
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