_
_
_
_

La 'Fiesta barroca' trasladó Madrid hasta el siglo XVII

Diablos que juegan con fuego rodeados de zancudos desfilan ante una tarasca roja tirada por bueyes; gigantes y cabezudos que bailan, ríen y gritan seguidos del boato de autoridades civiles, militares y eclesiásticas que preceden a las carrozas del Mundo, del Mal y del Bien. Madrid comenzó a vivir anoche, y hasta el lunes día 13, una Fiesta barroca que recorre la Calle Mayor con el cortejo y acaba en un escenario en el que más de 200 actores, bajo dirección de Miguel Narros, participan en la Plaza Mayor en el auto sacramental de Calderón de la Barca El gran mercado del mundo.

El fuego inició un cortejo lleno de color que introdujo a cientos de madrileños en una procesión del Corpus del siglo XVII, un espectáculo en el que se mezclan lo pagano y lo religioso y que no se representaba en Madrid desde el Barroco. 80 actores de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, 35 bailarines y más de cien figurantes desfilaron entre los aplausos del público en un espectáculo promocionado por Madrid Capital Cultural, con un presupuesto de más de 300 millones de pesetas.El cortejo salió de la Plaza de Armas del Palacio Real a las 20 horas. Se inició con los diablos vestidos de rojo que encendían con antorchas representaban un espectáculo que asustaba a los más pequeños. La tarasca es un dragón de color rojo recuperado por artistas falleros de hoy a partir de pinturas barrocas, que representa la parte lúdica de las procesiones del Corpus y de la Primavera, según Begoña Valle, ayudante de dirección de la Fiesta barroca. La parte religiosa del desfile la ostentan las autoridades civiles, militares y religiosas. La tradicional procesión del Corpus de Camuñas (Toledo) se unió al cortejo en la PLaza de la Villa formando un todo con los actores, figurantes y músicos la Fiesta.

La actriz Rosa Novell, que encarna La Culpa en el auto de Calderón, abría paso a tres carrozas que representaban la farándula dentro del cortejo del Corpus. El Mundo, que arrancó los aplausos a un público que poco a poco se introducía en un universo ajeno a lo cotidiano, llegaba en una fastuosa carroza tirada por bueyes. El Mal, simbolizado en la segunda carroza por la Torre de Babel, precedía a la carroza del Bien.

La última carroza no era fastuosa ni grande, sino un sencillo carro de bueyes; en él iba el actor Ángel de Andrés, que conectó can el público con risas y confetis de colores. Al final del cortejo el actor declaró que actos como éste benefician al teatro porque "crean adictos al teatro. El director del espectáculo, Miguel Narros, estaba satisfecho: "Ha habido conexión de público y actores".

La Fiesta barroca continuó en la Plaza Mayor a las 22.30. El recinto habilitado como teatro está decorado con pinturas sobre motivos del paraíso, infierno y purgatorio de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel. Frente a la estatua ecuestre central, que queda fuera del recinto, la Tarasca espera que comience la Danza de la espada, que da inicio a la segunda parte: la representación del auto sacramental de Calderón de la Barca El gran mercado del mundo. Piezas del teatro del barroco como las loas, el entremés Los órganos, de Quiñones de Benavente, y la mojiganga de Calderón Visiones de la muerte cerraron el espectáculo.

Mientras en Fiesta barroca trasladaba al público al siglo XVII, en las calles aledañas a la Plaza Mayor los transeúntes seguían en el XX y se asomaban a ver como el tiempo se había parado en la Calle Mayor, donde algún niño vestido de Batman antepuso los héroes de la modernidad del cine a los héroes del teatro.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_