"Pinto estados de ánimo, no metáforas"
El crítico Jean Fremon ha apellidado El ojo del alma a la muestra personal que el pintor italiano Nicola de Maria, originario de los alrededores de Nápoles y trasplantado en Turín, tiene expuesta en la Galería Nieves Fernández, en Madrid, hasta finales de julio, recordando la frase de Van Gogh: "Pidamos que el, ojo de nuestra alma vuelva a la sencillez".
Es la segunda vez que este pintor italiano, transvanguardista en los años setenta y hoy, a sus 38 años, un verdadero lobo solitario, expone en España. Su obra, es una explosión de colores que no deja a nadie indiferente y acaba siempre sorprendiendo. Angelo Dragone, crítico de arte del diario La Stampa, de Turín, y una de las firmas de mayor prestigio en Italia en este campo del arte, ha afirmado que Nicola de María "es uno de los mayores artistas italianos contemporaneos en cuanto a la interpretación color-espacio", y ha añadido que sus cuadros producen una "inmediata y agradable sensación de libertad y de felicidad".
Los críticos insisten en que Nicola de María "pinta visiones totales" y que es un artista que sabe muy bien que "la intuición precede y prolonga el pincel". Según Edy de Wilde, el pintor italiano, persigue la utopía de crear un mundo menos infeliz "a través del color" y busca con sus cuadros "un estado de inocencia dentro de la cual encuentra la unidad del universo". Poco amante de las entrevistas, porque, dice, "yo sólo sé hablar con el lenguaje del color", De Maria ha aceptado conversar con la resignada paciencia del que se tumba en el sillón del dentista para que le arranquen una muela.
Pregunta. ¿Es cierto que la suya es una pintura optimista que infunde felicidad?
Respuesta. Sí, porque mi pintura pretende tener la intensidad de una declaración de amor.
P. ¿Hacia quién?
R. Hacia todos. Quiero que cuando se contemple una pintura mía se sienta la misma pulsación emotiva que cuando se ama a una mujer, una emoción muy fuerte y llena de felicidad.
P. Hay quien ha escrito que su pintura es como un vocabulario de metáforas.
R. No es cierto. Porque yo pinto estados de ánimo, no metáforas. Creo estados de conciencia y de emoción. Cuando pinto una cabeza pinto el contenido de la conciencia y de la inconsciencia. Y nunca entro en el juego de las metáforas.
P. Otros críticos afirman que sus creaciones son la búsqueda de un estado de inocencia. ¿Pero existe la inocencia?
R. Creo que Dios ha creado a los pintores para que transformen el dolor y la dura realidad en otra cosa. Para que demuestren que las reglas que rigen la sociedad son ilusorias y que existe otro mundo, trascendente, al que se llega sólo a través del arte. Es lo que yo llamo la inocencia.
P. Si existe un Dios, ¿qué es para usted como artista?
R. Lo concibo sobre todo como creador, y al pintor, como un actor de dicha creación.
P. ¿Pero no está hoy fuera de moda eso de que un artista famoso y afirmado crea en Dios?
R. Yo vivo y pinto sin preocuparme de las modas que duran cinco minutos.
P. ¿Dónde podemos colocar su pintura?
R. No lo sé. He tenido y tengo muchos maestros. Amo a tantos pintores... A finales de los años setenta se me colocaba entre los transvanguardistas.
P. ¿Y hoy?
R. Afortunadamente, soy un artista aislado y solitario.
P. ¿Por qué afortunadamente?
R. Porque creo que el arte necesita de una concentración absoluta. Todo lo demás es sólo distracción. Porque el artista es un actor, no un hombre que actúa según los reflejos de los impulsos, externos. El pintor verdadero crea sólo bajo el impulso de su interior.
P. Se ha dicho también que su obra tiene "el color de un sonido", y al mismo tiempo, "la sonoridad de los colores". ¿Qué significa?
R. Para mí, una obra es como, la adquisición de una gran armonía. Y se trata de una armonía en la que es muy intensa la dimensión sonora. Un cuadro, para que no sea nunca olvidado, debe ser como una bella canción.
P. ¿Qué siente cuando una de esas armonías, al venderla, pasa en manos de un desconocido?
R. Me produce siempre infelicidad. Por eso gozo mucho cuando se hacen exposiciones de mis obras pasadas. Voy a verlas ,como si se tratara de hijos que había perdido.
P. Tolstoi se preguntaba hace 50 años qué es el arte. ¿Tiene sentido hoy esa pregunta?
R. Oh, sí. Es una pregunta que nunca pierde actualidad.
P. ¿Debe existir o no una ética en el arte?
R. Sin duda. Es algo que regula la existencia de un modo diverso.
P. ¿Pero existe esa ética entre ustedes?
R. Existe en el trabajo de un puñado de artistas magníficos, no en el mundo del arte.
P. ¿Por qué?
R Porque, por desgracia, el arte verdadero es patrimonio de pocos, mientras le ha abultado el mercado del arte.
P. ¿Qué es una obra de arte para que resulte auténtica?
R. Sobre todo, una emoción.
P. ¿No hay arte sin emoción?
R. Lo que no produce emoción no sirve para comunicar. El arte es emoción, belleza, libertad y verdad.
P. ¿Qué significan para usted esos colores que son, según los críticos, una explosión visual?
R. Intentan expresar la intensidad emotiva de una declaración de amor.
,P. ¿Tiene un color preferido?
R. No, depende de cada instante. Conjuntamente los amo todos.
P. ¿Por qué usa siempre colores vivísimos?
R. Porque soy un optimista nato.
P. ¿Le es fácil?
R. No, pero precisamente porque lo fácil es el pesimismo, me esfuerzo en dominarlo con esa explosión de color.
P. ¿Cómo ve el siglo que se acaba?
R. No me siento feliz en esta sociedad. Por eso me gustaría crear una nueva hecha de un mundo preñado de arte, con nuevas reglas de sinceridad, de libertad y de comunicación entre los hombres.
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