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González confirma la continuidad de Solchaga y anuncia para 1993 un presupuesto "muy riguroso"

El presidente Felipe González anunció ayer que el presupuesto para 1993 será "muy riguroso", al tiempo que confirmó la continuidad del equipo económico del Gobierno, que encabeza Carlos Solchaga. Los trabajos para la elaboración de los Presupuestos de 1993 están, sin embargo, "muy retrasados", según fuentes de diferentes ministerios, debido al desconcierto provocado por el deterioro de la situación económica y las discrepancias entre las secretarías de Estado de Economía y Hacienda. Las mismas fuentes añaden que Economía "ha tirado abajo" la primera propuesta de Hacienda, que contemplaba un incremento del gasto público del 12%.

Durante una conferencia de prensa conjunta con su homólogo francés, Pierre Bérégovoy, González reconoció de nuevo que la "situación económica es de dificultad". "Sin duda", señaló el presidente, "habrá que tomar medidas presupuestarias, y desde ahora les anuncio que el presupuesto de 1993 será muy riguroso porque responderá a estas dificultades".Por segunda vez en una semana, el jefe del Gobierno contestó con cierto cansancio a una pregunta sobre la continuidad en su cargo del ministro, de Economía, Carlos Solchaga. "Una vez más insistiré en algo que, acaso por mucho insistir en ello, se haga, desgraciadamente, menos creíble ( ... )". "No hay por qué pensar que vaya a haber un cambio en el equipo que dirige la política económica". [Solchaga presentará hoy al Consejo de Ministros un informe sobre la situación económica].

Entre tanto, la negociación entre los diferentes ministerios con Hacienda para la elaboración del Presupuesto de 1993 parece haber perdido el rumbo. Algunas de las reuniones bilaterales previstas han sido suspendidas o aplazadas y la impresión más general es que el ritmo de los trabajos no permitirá llegar a la habitual fecha del 20 de julio con el proyecto de presupuestos listo para debate en Consejo de Ministros.

La marcha normal de las discusiones se ha trastocado porque, cuando empezaban a madurar los debates, han saltado por los aires las principales previsiones del plan de convergencia. El anuncio de un plan de choque para recortar gastos y aumentar los ingresos, efectuado días atrás por Antonio Zabalza en el Congreso, y la revisión del plan de convergencia en que trabaja Economía, absorben en estos momentos todas las energías de ambas secretarías de Estado. Ello ha retrasado formalmente los trabajos para la elaboración del Presupuesto del año próximo.

Sin embargo, las fuentes consultadas señalan que el motivo fundamental del retraso es que existen discrepancias, entre ambas áreas sobre el grado de disciplina presupuestaria que hay que aplicar. Ello ha creado desconcierto en los demás ministerios, que tienen ahora que cuadrar sus cifras.

Todo indica, sin embargo, que la balanza se ha inclinado del lado del secretario de Estado de Economía, Pedro Pérez. Un ejemplo es la anunciada subida de las retenciones del impuesto sobre la renta. Esta medida se va a aplicar muy a pesar de Hacienda, que es pesimista respecto de sus efectos recaudatorios este año -sobre todo si sigue la destrucción de empleo-, y además no compensa el coste de gestión que conlleva un aumento de las devoluciones el año que viene. En Economía se ha llegado a calificar de "tomadura de pelo" la rebaja de la tabla que se aplicó en febrero y se quiere, por todos los medios, detraer dinero del consumo privado para rebajar la inflación.

Éste es el botón de muestra de un debate más profundo que se ha centrado sobre todo en el Presupuesto de 1993, ya que se confía poco en el impacto este año de las anunciadas medidas de choque. El recorte del gasto, por ejemplo, ya se aplicó el pasado año, "pero el problema ha revertido en 1992 por el aplazamiento de pagos o por compromisos de gastos que se habían parado", según fuentes de un ministerio inversor.

Así, para el año que viene, la propuesta presentada por Hacienda a los demás ministerios -un 12% de aumento del gasto, cuatro puntos más que el crecimiento previsto de la economía- es abiertamente rechazada por Economía. Mientras Hacienda no ve demasiado margen de maniobra para bajar los gastos en los capítulos que absorben la mayor parte del presupuesto -el 75% se va en pensiones, desempleo, sanidad, deuda pública y entes territoriales- y quiere hacer un presupuesto realista que no oculte los problemas, Economía considera que, casi todo puede ser revisable. La fuerza es ahora de Economía, que ha ganado la batalla por reconsiderar todo el primer esquema de trabajo de Hacienda. Su razón es que el agravamiento de los desequilibrios exige un presupuesto mucho más restrictivo.

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