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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Diálogos para taxistas

Noche en la tierra

Director y guionista: Jim Jarmusch.

Fotografía: Frederick Elmes. Intérpretes: Gena Rowlands, Winona Ryder, Béatrice Dalle, Roberto Benigni. Estados Unidos, 1991. Estreno en Madrid: Alphaville (versión original).

El realizador norteamericano Jim Jarmusch, a quien puede considerarse como el último underground, se da a conocer con dos producciones independientes: Extraños en el paraiso (1984) y Bajo el peso de la ley (1986), después de intervenir como actor, director de fotografía y técnico de sonido.A pesar de las dificultades económicas para hacer este cine independiente en la década de los ochenta, en ambas sigue los principios estéticos del más típico underground de los años sesenta, pero con una fotografía de gran calidad. Sus historias siempre son mínimas, están tratadas en tono de comedia y resultan estiradas hasta convertirse en curiosos retratos hiperrealistas.

Los buenos resultados económicos de estos dos primeros largometrajes le permiten seguir investigando en esta misma línea. Así nace Mystery train (1989), integrada por tres episodios mínimamente relacionados: Lejos de Yokohama, Un fantasma y En el espacio, en la que la falta de anécdota, la excelente fotografía de Robby Müeller y ser su primer enfrentamiento con el color hacen que destaque el tono hiperrealista y de alguna manera salven la película.

Noche en la tierra, su última producción, es una repetición de la fórmula de Mystery train pero realizada con mayores medios y un claro exponente de que Jim Jarmusch comienza a dar muestras de agotamiento, al tiempo que deja muy claro algo que era evidente en todas sus producciones pero que había sabido disimular más o menos: si como realizador es eficaz y rueda con buen gusto, como guionista deja mucho que desear.

A lo largo de 127 inacabables minutos, Noche en la tierra narra cinco simples historias entre un taxista y sus pasajeros, que en el fondo son la misma historia, cuyo máximo atractivo es que se desarrollen de noche en Los Ángeles, Nueva York, París, Roma y Helsinki. En el fondo, no son más que otros tantos chistecitos bien rodados e interpretados, pero cuya duración, en todos los casos, es excesiva.

Episodios sin gracia

Toda la gracia del episodio de Los Ángeles reside en que la hoy famosísima actriz Winona Ryder, disfrazada de moderna taxista, rechace una oferta para convertirse en estrella cinematográfica. La historia de Nueva York apoya toda su gracia en algo tan viejo como el taxista que ni sabe conducir ni conoce la ciudad. El mejor episodio es el que se desarrolla en Roma, pero gracias a que Roberto Benigni, actor habitual de Jim Jarmusch, es un gran cómico. También sufren del mismo mal, el exceso de longitud y la carencia de ideas, los episodios de París y Helsinki. El primero, con la atractiva Béatrice Dalle en un desagradecido papel de ciega, y el segundo, un homenaje a los realizadores hermanos Mika y Aki Kaurismäki, sólo apto para buenos cinéfilos.

Noche en la tierra es la demostración de la vaciedad de su cine, algo que era evidente en las anteriores películas de Jim Jarmusch pero que de una u otra manera lograba hacer pasar como caraterísticas de su estilo, y tambien de que, si no varía su fórmula y comienza a trabajar sobre guiones más dignos de tal nombre, su filmografía tiene los títulos contados.

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