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ECOLOGÍA

La moratoria de caza de ballenas, prácticamente acabada

Enric González

La moratoria sobre la caza de ballenas puede darse por terminada. Noruega, que el lunes anunció la reanudación inmediata de sus actividades balleneras, propició ayer una escisión en la Comisión Ballenera Internacional (CBI) e hizo pública su intención de unirse con Islandia, Groenlandia y las islas Feroe en una nueva organización, denominada Comisión de Mamíferos Marinos del Atlántico Norte (CMMAN), que establecerá cuotas anuales para cada uno de sus cuatro socios.La CMMAN fue registrada jurídicamente por Noruega hace tres meses, con el propósito de establecer una alternativa a la CBI -creada hace medio siglo-, a la que los disidentes consideran "secuestrada por grupos más interesados en el bienestar animal que en la ecología y la economía de los países norteños", en palabras de la primera ministra noruega, Gro Harlem Brundtland. Un portavoz islandés insistió en la "sensiblería" de algunos países: "La carne de una ballena equivale a la de 10.000 pollos, pero nadie se preocupa por los pollos; la ballena resulta más simpática, al parecer. Ésa es la única diferencia ecológica entre uno y otro animal, porque ninguno de los dos corre peligro de extinción".

Los fundadores de la CMMAN afírman que la especie de ballenas sobre la que se discute en Glasgow (el rorcual aliblanco, el más pequeño de los grandes cetáceos) vuelve a ser numerosa en el Ártico y está devastando los bancos de pescado. La propia CBI estima que en el Atlántico Norte hay ahora 86.700 rorcuales aliblancos, cantidad que permitiría la caza de varios miles al año sin que ello entrañara riesgo para la especie.

Noruega, Islandia, Groenlandía y las Feroe podrían acoger pronto a un quinto socio, Rusia, que no ha adoptado todavía una posición oficial, pero que no oculta sus deseos de reemprender la actividad. ballenera, abandonada hace una década. En cuanto se conozca cuántos son definitivamente los socios de la nueva organización, un comité establecerá cuotas máximas para cada uno a partir de enero de 1993.

Los países que se oponen a la caza de ballenas (los de la CE y EE UU, fundamentalmente) seguían defendiendo ayer un plan francés orientado a convertir la Antártida en un santuario ballenero. Pero Japón rechaza por completo esa propuesta, apoyado por cuatro países caribeños (Santa Lucía, San Vicente, Dominica y Saint Kitts and Nevis) que esperan mejorar sus economías gracias a una incipiente industria pesquera creada con capital y tecnología japoneses.

[El comisario europeo de Pesca, Manuel Marín, criticó ayer duramente los planes de Islandia y Noruega, y calificó como "práctica brutal" la caza de ballenas, informa Reuter].

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