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Fallece en París Virgil Gheorghiu, el autor de 'La hora veinticinco'

Un libro publicado en 1949 le hizo famoso en todo el mundo: La hora veinticinco. Ese libro, traducido a 31 lenguas, adaptado en 1966 al cine por Henri Verneuil, con Anthony Quinn y Virna Lisi como protagonistas, fue una violenta denuncia del universo de los campos de concentración implantado en la Europa central en los años cuarenta. Cuando escribió ese libro, Virgil Gheorghiu era un desconocido rumano recién instalado en París. Personaje contradictorio, Gheorghiu, que se calificaba de "poeta de Cristo y del pueblo rumano", falleció ayer en la capital francesa, a la edad de 75 años.

Gheorghiu, que ostentaba el título de patriarca de la iglesia ortodoxa rumana en Francia, fue un infatigable enemigo del régimen del dictador comunista rumano Ceaucescu. Durante años predicó en vano la necesidad de una "cruzada para la liberación del pueblo rumano". Entretanto, tuvo tiempo para escribir unos 60 libros, entre ellos Los inmortales de Agapia, Vida de Mahoma y Cristo en Líbano. En su obra se mezclan reflexiones teológicas, novelas policiacas y panfletos políticos. A los que subrayaban las contradicciones de sus textos, Gheorghiu respondía: "Cada uno de mis libros es combate por la verdad desnuda, la que irrita, la que escandaliza".

Testigo de matanzas de judíos

El texto que le llevó a la fama fue La hora veinticinco, novela en la que contaba las peripecias de un campesino rumano atrapado en la tormenta de la II Guerra Mundial. La obra tuvo un extraordinario éxito de ventas. Pero el autor del prólogo de la novela, el filósofo Gabriel Marcel, denunció tres años después a Gheorghiu, que acababa de publicar una serie de reportajes antisemitas.Tras estudiar en colegios militares rumanos y en la facultad de Letras de Bucarest, Gheorghiu fue testigo en 1941 de las matanzas de judíos perpetradas por el movimiento fascista rumano de los Guardias de Hierro. En 1944, tras la entrada de las tropas soviéticas en Rumania, abandonó su país natal y se exilió en Alemania, donde estudió teología antes de instalarse en París.

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