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LA CUMBRE DE LA TIERRA

Batalla diplómatica entre países ricos y pobres por quien paga la factura de salvar el planeta

La Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro entra en la recta final con la llegada de los más de 100 jefes de Estado y de Gobierno que se espera congregar este fin de semana en la metrópoli brasileña. Mientras tanto, entre bastidores se libra una dura batalla diplomática de ricos contra pobres, y casi todos entre sí, para tratar de pagar lo menos posible y recibir el máximo de los fondos destinados al desarrollo ecológicamente sostenible. En la noche del martes, diplomáticos de todas las latitudes que negocian la Agenda 21 reconocían que la discusión estaba empantanada en la cuestión de la financiación.

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La Agenda 21 es quizá el documento más importante que se debate en Río porque contiene los mecanismos de aplicación para los grandes principios contenidos en la declaración. Pero a la hora de discutir dicho documento -un mamotreto con cuatro partes y un total de 523 páginas- han estallado los conflictos de intereses económicos entre el Norte y el Sur y lo, que era el Este con el Oeste.Hace un par de días, un alto representante del Gobierno brasileño resumía la situación con una frase muy gráfica: "No money, no deal [sin dinero no hay acuerdo]". El tema central que se debate es el reparto de los costes de la preservación ecológica del planeta.

Los cálculos sobre los desembolsos necesarios son muy variables y de dudosa fiabilidad. Se habla de 125.000 millones de dólares anuales (12,5 billones de pesetas) como cantidad total. Esta cantidad no tendría que ser financiada por completo, y se estima que se necesitarían de forma adicional unos 50.000 millones de dólares más. Algunos argumentaban estos días en Río que la cifra total sólo sería más o me nos la cantidad que costó la guerra del Golfo.

'Fondo verde'

La otra cifra que se maneja, y que constituye la manzana de la discordia en Río, es un porcentaje, el famoso 0,7% del producto interior bruto (PIB), que los países ricos deben dedicar al fondo global para el ambiente, o fondo verde. Los países pobres, representados en el llamado Grupo de los 77, pretenden que los ricos se comprometan en firme a dedicar ese porcentaje del PIB antes del año 2000, además de recibir las cantidades a fondo perdido y que ellos tengan el máximo de capacidad de disposición.La mayoría de los países ricos, con Estados Unidos a la cabeza, no quieren ni oir hablar de firmar un compromiso así. Como orientación puede servir el detalle de que España no llega al 0,3% del, PIB y Estados Unidos no anda muy por encima. De los países de la CE, sólo Francia, Dinamarca y Holanda se aproximan a ese porcentaje.

A todo esto se une la irrupción entre los parias de la Tierra de los antiguos países del llamado socialismo real. En los papeles de la cumbre se ha introducido ya el concepto de "países en transición hacia una economía de mercado", que implica un grupo más entre los pobres del mundo. Esto se agrava con el hecho de que la destrucción ecológica en Rusia y los otros países del Este adquiere dimensiones catastróficas. "En las reuniones sólo levantan la mano para pedir plata", comentó irritado un alto funcionario brasileño. Un embajador de un país de la Comunidad Europea fue más drástico: "Han venido aquí a pasar la gorra, y los países africanos están negros, con perdón de la expresión".

Recursos adicionales

Como país arifitrión, Brasil ha intentado representar el papel de mediador entre ricos y pobres con un documento que sirve de base a las discusiones sobre financiación. Este documento, que fue considerado como capaz de lograr un consenso por los países de la CE, fue rechazado por el Grupo de los 77 por considerar que hace demasiadas concesiones a los ricos.La fórmula vaga a que están dispuestos a comprometerse los países ricos es la de crear "recursos adicionales", pero sin especificar ni cuánto ni cuándo. Estos recursos adicionales serían administrados por el Banco Mundial, y en este organismo. se incrementaría la capacidad de decisión de los países pobres a la hora de disponer de los fondos.

En un punto de la Agenda 21 se han logrado progresos. Parece aceptada la posibilidad de crear una comisión dentro de la ONU que se encargaría de vigilar el cumplimiento de los acuerdos que se adopten en Río.

Asimismo, los países participantes en la cumbre han acordado convocar una conferencia internacional de nivel ministerial para discutir los problemas que presenta la pesca en alta mar, informa Malen Ruiz de Elvira. La conferencia se celebrará probablemente en Terranova en el primer trimestre de 1993.

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