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Elecciones en la tierra prometida

Las primarias de California, marcadas por la crisis económica

Antonio Caño

Hablar de decadencia en California es casi como aceptar que la tierra prometida no existe. Pero la realidad de la crisis se impone al optimismo de este paisaje soleado y fértil. La vida se ha hecho tan dura aquí como en los deteriorados Estádos del Este que millones de personas abandonaron para cruzar la última frontera y encontrar espacio en aquel territorio de riqueza y tolerancia. Este pesimismo tendrá su reflejo en las primarias de hoy, en las que George Bush y Bill Clinton pueden verse afectados por un voto de castigo y el ascenso de Ross Perot.

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Aseguradas ya las designaciones a candidato de Bush y Clinton -el candidato demócrata puede obtener en las primarias que hoy se celebran en seis Estados el número de delegados suficientes para ser proclamado candidato a la presidencia-, los californianos aprovecharán estas elecciones para levantar su voz contra los problemas económicos que aquejan al que un día fue el Estado más próspero y con mayores perspectivas de futuro de toda la Unión.Aunque alejado del círculo de poder de la costa oriental y entregado más a su propio desarrollo que a hacer patria, la influencia de California sobre el conjunto del país es superior a la que tiene cualquier otro Estado. No sólo porque, como el mayor colectivo electoral que es, aporta casi una quinta parte de los votos necesarios para ser presidente, sino porque se trata del mayor centro industrial y comercial de todo el país. California sería la sexta potencia del mundo en el caso de convertirse en país independiente.

Pérdida de empleo

Pero la recesión económica ha traído hasta aquí las mismas penurias que al resto del país. La industria militar, la construcción aeronáutica y las empresas del espectáculo, los principales soportes de la economía californiana, junto con la agricultura, sufren una profunda crisis. En los últimos dos años se han perdido 600.000 puestos de trabajo, sin contar con los que tendrán que dejar su empleo en los próximos meses afectados por proyectos de re estructuración que ya están en marcha. Para colmo, los sucesos de violencia registrados hace un mes degradaron la imagen de Los Ángeles y han provocado una considerable reducción del número de turistas, que constituyen la segunda fuente de recursos del Estado.La calidad de vida no sólo se degrada en el distrito de South Central, foco de los disturbios desatados por el caso Rodney King, sino que hasta la playa de Santa Mónica está llena de mendigos y parados. Y en Colver City, sede de los principales estudios cinematográficos, se cierran negocios y la prosperidad se esfuma.

Los contribuyentes californianos gastan alrededor del 40% de sus salarios en impuestos, de los que el Gobierno del Estado se queda con uno de los porcentajes más altos de todo el país. Pese a todo, el déficit público en California ha alcanzado ya los 3.000 millones de dólares y las autoridades se muestran incapaces de dar respuesta a las necesidades de educación y salud de una población cada día más diversa. En este Estado conviven diariamente cerca de un centenar de idiomas distintos. El 60% de los niños que nazcan en Los Ángeles a lo largo de este año serán hispanos, negros y asiáticos. En un solo distrito de Los Ángeles, el de Compton, que no es uno de los más violentos de la ciudad, se gastan al año un millón de dólares en medidas de seguridad para la escuelas públicas.

Por ahora, el que más partido saca de esta situación es el único candidato sin partido, Ross Perot, pese a que no es todavía oficialmente aspirante a la presidencia ni su nombre está inscrito en las papeletas de California. Bill Lamer, un ingeniero de Misuri que emigró a Palos Verdes hace cinco años y que hoy ha abandonado sus esperanzas de hacerse millonario, piensa votar por Pat Buchanan como gesto de desaprobación contra George Bush, pero apoyará al presidente en noviembre. Muchos de sus compañeros de trabajo, sin embargo, están decididos a votar por el multimillonario tejano en las elecciones presidenciales. Un experto de la política californiana, Tom Quinn, que trabaja en la campaña del candidato demócrata Jerry Brown, ha advertido que "Perot es probablemente el mejor político desde Ronald Reagan" y que "puede dejar de ser la moda del mes para convertirse en la moda del año o de la década".

Jerry Brown, que fue, como su padre, gobernador de California, tiene ciertas posibilidades de derrotar a Clinton en un Estado en el que éste ha alcanzado poco relieve, pero el gobernador de Arkansas puede reunir los delegados suficientes para la designación de candidatura en las elecciones que también hoy se celebran en Alabama, Montana, Nueva Jersey, Nuevo México y Ohio.

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