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Nerviosismo en el entorno del presidente Bush

Antonio Caño

En vísperas de conocerse la suerte de George Bush en el Estado de Ronald Reagan y del republicanismo conservador, una ola de descontento rodea la campaña del presidente, cuya popularidad cae en picado desde hace meses.Los principales medios de comunicación norteamericanos especulan estos días con la posibilidad de que el secretario de Estado, James Baker, el mejor amigo y más eficaz colaborador de Bush, sea llamado a última hora para hacerse cargo de la campaña. El presidente lo desmintió durante la gira electoral del pasado fin de semana en California, pero dejó abierta la posibilidad de próximos cambios en su entorno.

Desde hace meses se comenta en los círculos políticos las discrepancias entre el jefe de campaña de Bush, Robert Mosbacher, y el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Samuel Skinner. Uno y otro se culpan de que la imagen del presidente sea tan débil a sólo cinco meses de las elecciones. De quien gane en esa rivalidad van a depender los próximos movimientos políticos, pero una de las opciones que se maneja es la de sacar a Dick Cheney de su cargo de secretario de Defensa para situarlo más cerca del Despacho Oval de la Casa Blanca.

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