La Expo estrena una película de Manoel de Oliveira sobre la muerte de Castelo-Branco
Hoy tiene lugar el estreno mundial de El día de la desesperación, última película del gran realizador portugués Manoel de Oliveira, en el marco del día de Portugal de la Exposición Universal de Sevilla. Se da el caso curioso de que, a pesar de ser, a sus 84 años, uno de los veteranos del cine europeo y gozar de un enorme prestigio, ninguna de las películas de Manoel de Oliveira se ha estrenado comercialmente en España.
La carrera del gran realizador portugués Manoel de Oliveira es muy peculiar. Interesado por el cine desde muy joven, en los años treinta, con la llegada del sonoro, comienza a hacer cortometrajes de forma artesanal, al tiempo que interviene en otras producciones como guionista y actor. Durante los 45 años siguientes sólo hace tres largometrajes: Aniki Bóbó (1942), O acto de primavera (1962) y O passado e presente (1971). Finalizada la dictadura de Salazar, su obra se hace más regular con Benilde ou a Virgem-Mâe (1975), Amor de perdiçâo (1978) y Francisca (1981), pero hay que esperar a la segunda mitad de los años ochenta, a que cumpla 77 años, para que comience a cosechar importantes premios en los festivales de Venecia y Cannes. Y se suceden Le soulier de satin (1985), O meu caso (1986), Os canibais (1988), Non ou vâ gloria de mandar (1990) y A divina comédia (1991).
En esta última parte de su obra crea un peculiar y personal estilo, donde mezcla con gran habilidad las técnicas teatrales tradicionales y una estética cinematográfica que recuerda a los tableaux vivant del cine mudo, que da lugar a películas de gran modernidad y belleza.
Siguiendo por esta personal línea de investigación sobre el lenguaje cinematográfico, El día de la desesperación narra los últimos años de la vida del gran escritor portugués Camilo Castelo-Branco (1825-1890). Manoel de Oliveira ya demostró su gran admiración hacia él al adaptar su obra maestra Amor de perdiçâo para televisión.
A partir de la correspondencia de Castelo-Branco con su amante -Ana Plácido-, sus hijos y algunos amigos, Manoel de Olíveira reconstruye el Final de su vida, cómo poco a poco se va quedando ciego y llega al suicidio, pero, lejos de cualquier película histórica sobre la vida de un escritor, lo hace con su peculiar estilo para alcanzar una mayor intensidad.
Con su característica austeridad, en un juego de planos fijos subrayados por música de Wagner, El día de la desesperación parece el testamento cinematográfico de Manoel de Oliveira, una obra en la que la simplicidad y la complejidad se dan la mano para expresar la tristeza y desesperación de Castelo-Branco.
Inédito en las pantallas comerciales españolas, aunque su obra ha sido objeto de retrospectivas en filmotecas y sus últimas películas se hayan pasado en algunos festivales, Oliveira es uno de los muchos realizadores de fama mundial desconocidos en España, pero su caso es especialmente terrible dadas la cercanías geográfica y cultural. El día de la desesperación puede ser la ocasión para que se rompa esa incomprensible barrera, dada su alta calidad y gran interés, así como que su duración es asequible y entra dentro de los baremos habituales, lejos de los excesos de duración de otras películas suyas.
Babelia
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