Quinto Centenario quiere perdonar 2.400 millones en impuestos a PSV
Quinto Centenario iba a contribuir con 2.000 millones de pesetas en efectivo en la construcción de la Esfera Armilar. Cuando comenzó la guerra del Golfo, retiró su ayuda por "ajustes presupuestarios". No obstante, la sociedad mantuvo su oferta de perdonar 2.400 millones de pesetas en concepto de exenciones fiscales por el hecho de ser una obra que serviría para conmemorar el descubrimiento. Pero la oferta recogía una cláusula importante: las exenciones se perderían si la obra no estaba construida en 1992.
El equipo jurídico de Quinto Centenario trabaja concienzudamente para que ese dinero no lo pierda la Esfera. "Queremos dejar una puerta entreabierta", dijo un portavoz de la sociedad, "para mantener el esfuerzo fiscal con aquellos temas muy concretos (sic) con vocación de permanencia que puedan realizarse en el 93". De lo contrario, las empresas contratadas por PSV verán cómo se incrementan sus impuestos, y la cooperativa de UGT tendrá que hacer frente a una subida en el presupuesto.
Los "temas muy concretos" a los que se refería el portavoz de Quinto Centenario parecen ser sólo la Esfera. Pero los servicios jurídicos de la sociedad no quieren implicarse, de momento, demasiado. Mientras tanto, el tiempo pasa y los costes se elevan.El mo numento emblemático estaba presupuestado en unos 6.000 millones de pesetas. Dos mil los iba a pagar la sociedad estatal Quinto Centenario y el resto lo sufragaría la cooperativa con el dinero que generase la venta de los terrenos aledaños destinados a oficinas.
Un sueño precioso
Cuando el gerente de PSV, Carlos Sotos, se percató de que la obra no podría acogerse a la Ley de Beneficios Fiscales para aquellos actos incluidos en el programa de la sociedad estatal, se marcó otra meta: fabricar todos los elementos móviles del monumento en un taller, de modo que aunque no pudieran ser visitados por los turistas le permitiera la concesión de los 2.400 millones en concepto de impuestos. No pudo ser. Sotos espera que la sociedad le envíe próximamente y por escrito la decisión adoptada. Si algún día se construye, tal y como estaba previsto, la gente podrá situarse, previo pago en la entrada, a la altura del Sol y ver todos los satélites, sostenidos por varios aros y anillos. Precisamente de los anillos le viene su nombre: en latín, armila significa brazalete.
El proyecto es un sueño precioso que se remonta muchos años en la historia. De hecho, la esfera armilar fue el primer instrumento que permitió una concepción general del universo. Desde los griegos alejandrinos hasta los astrónomos renacentistas como Copérnico, pasando por los indios, chinos y árabes en el primer milenio de nuestra época, se han referido en sus escritos a este instrumento.
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