El presidente 'de facto' peruano condena la 'partitocracia' ante la OEA

ENVIADO ESPECIAL, El presidente de facto de Perú, Alberto Fujimori, condenó la partitocracia ayer en Nassau (Bahamas) ante la reunión de cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) y propuso la elección de un congreso constituyente democrático para devolver la institucionalidad al país. De los tres cuartos de hora que duró el discurso de Fujimori, el mandatario peruano consumió casi media hora en una diatriba contra los partidos políticos con un tono que pone de manifiesto la escasa disposición al compromiso. La intervención de Fujimori trató en una primera parte de legitimar el fujigolpe del pasado 5 de abril. Al final, expuso un esquema poco claro de retorno a la democracia.

En su discurso Fujimori se detuvo en detalles innecesarios y dejó en la oscuridad aspectos importantes. La pieza maestra del fujiplan será la convocatoria de un congreso constituyente democrático. Este apellido democrático hace temer a la oposición peruana, y no sin razón. Ya dejó claro Fujimori que para elegir el congreso constituyente se suprimirán las listas cerradas y podrán presentarse independientes sin el aval de un partido y además se exigirá una residencia efectiva de al menos un año en la circunscripción electoral.

Los congresistas constituyentes no podrán luego presentarse durante dos legislaturas a las elecciones ordinarias. Esto significa la abstinencia hasta el año 2005. No dijo Fujimori si la no reelección afectará también a la presidencia. En recientes declaraciones a la revista Gente, una especie de Hola peruano, Fujimori no ocultó su disposición a quedarse en la presidencia, si el pueblo lo quiere, después del 28 de julio de 1995, fecha del final de su mandato.

El congreso tendrá además de la función constituyente la de legislar y fiscalizar el poder ejecutivo, aunque no detalló en qué forma. Llama la atención, sin embargo, la frase de Fujimori de que la fiscalización y legislación se realizarán "dentro de las pautas de democratización establecidas". Esto parece indicar que serán Fujimori y su Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional quienes se encargarán de "rayar la cancha" y decidir las condiciones en que se realizará el juego democrático.

Para justicicar el fujigolpe argumentó Fujimori que la situación de Perú era de excepción y sin precedentes en América Latina, con 23.000 muertos y más de 20.000 millones de dólares de daños por el terrorismo.