El grupo U2 actúa en San Sebastián con 32 pantallas en el escenario

Los primeros sonidos emitidos por la garganta de Paul Hewson, Bono, cantante del grupo irlandés U2, entremezclados con las imágenes que transmitían las 32 pantallas que se habían colocado estratégicamente en el escenario, hicieron vibrar ayer a más de 10.000 espectadores en el velódromo de Anoeta de San Sebastián. En el primer concierto de su gira por España, el cuarteto dublinés consiguió que el público que se encontraba en el recinto se fuera entregando a medida que transcurrían los minutos de espectáculo. La conjunción armónica de luz y sonido logró que las canciones de Achrung baby, el nuevo disco de este grupo de rock, fueran oídas como en un acto litúrgico.

El montaje escénico del grupo irlandés consiste en siete coches Trabant, fabricados en la antigua República Democrática Alemana, algunos con graffiti pintados por enfermos del SIDA. Los vehículos se encuentran colgados de la parte superior del escenario para poder ser utilizados como torres de luz. Además están dispuestas 32 pantallas de televisión, cuatro de éstas de grandes dimensiones en la parte central y el resto repartidas por el resto del escenario y a modo de adorno transmiten de forma intermitente mensajes dirigidos a la conciencia del individuo. Frases como: "Usa condón", "Póntelo, pónselo", "Recuerda tus sueños", "El arte es manipulación", o "Ve más televisión". Además, en el concierto se reparte un folleto del espectáculo Zoo Tv. Tour, en el que en la contraportada figuran dos boletines de inscripción para hacerse socio de Greenpeace y Amnistía internacional, asociaciones a las que pertenece el cantante Bono.

Conexión

En esta nueva gira los componentes de U2 han expresado su deseo de conectar más con el público y de hacer música sin preocuparles nada más. Objetivos ambos cumplidos en el concierto ofrecido en San Sebastián. Sus canciones llegaron a unos espectadores entregados, desde que hicieron sonar los primeros compases y reaccionaron con entusiasmo cuando el vocalista Bono, el guitarra Dave Evans, The Edge, el bajo Adam Clayton y el batería Larry Mullen se fueron acercando hasta ellos. Junto al escenario central se había montado una pasarela que llegaba hasta el centro del recinto, lo que permitió que jóvenes seguidores del grupo irlandés tocasen a sus ídolos, cantasen y gritasen con ellos.

Fue con las canciones que más fama y dinero les han dado de sus anteriores elepés. Boy( 1980), October (1981), Under a blood red sky (1983), o The Joshua Tree (1987), cuando el público recordó otro tipo de hacer música de U2. Un grupo que en escena consigue dar a su público lo que pide. El cuarteto irlandés ha asegurado que con el nuevo disco pretende volver a su espíritu del principio, porque creen que el rock en la década de los noventa no debe ser sólo un divertimento, al haberse convertido en una forma de cambiar la vida.

En el concierto Bono cambia en cinco ocasiones el vestuario y desde el principio de la sesión, poco antes de las 21,30 horas, hasta el final, las 23,03, como anuncia una voz de telefónica dando las señales horarias, Zoo Tv. Tour es un gran espectáculo. U2 llega a la fibra sensible cuando interpreta In the name of love y en la pantalla gigante sale la figura de Martin Luther King, el vocalista calla y deja de fondo unas palabras del líder negro.