_
_
_
_
ADIÓS A 'EL ÁNGEL AZUL'

Marlene Dietrich muere en París a los 90 años

El festival de Cannes, que comienza hoy, tenía previsto dar un homenaje a la actriz

A las tres de la tarde de ayer se extinguió la vida de la propietaria de las primeras y más hermosas piernas mostradas en toda la historia del séptimo arte. "Acostada en su salón, rodeada de las fotos de sus amigos, Maria Magdalena Dietrich ha muerto en un hermoso día de la primavera parisiense", declaró su nieto, Pierre Riva, Las pasadas navidades, la intérprete de El ángel azul y la cantante de Lili Marleen había celebrado en la intimidad su noventa aniversario. Habla abandonado el cine en 1976 y, precisamente, la 45ª edición del Festival de Cannes, que comienza hoy, le había preparado un homenaje.

Más información
El doble impacto de "Lili, Marleen"
Un ama de casa en frac

A finales de 1929 o comienzos de 1930, nadie ha podido precisar nunca la fecha exacta, ocurrió algo extraordinario en Berlín en los estudios de la sociedad DEFA, en la que productores, directores y guionistas franceses y alemanes vivían un idilio cinematográfico. Lo que ocurrió ese día impreciso fue que una joven actriz desconocida, en ropa interior ajustada, medias negras, liguero y zapatos con altos. tacones, interpretó ante las cámaras dirigidas por el barroco Joseph Von Sternberg la primera verdadera escena erótica de la historia del cine; un medio de expresión que apenas acababa de salir de su mutismo.Aquella joven se llamaba Maria-Magdalena Von Losch, pero había adoptado el nombre artístico de Marlene Dietrich. La película que interpretaba era El ángel azul y estaba inspirada en una novela de Heinrich Mann, hermano de Thomas, el premio Nobel. El gesto de Marlene Dietrich en e papel de Lola-Lola marcaría una etapa decisiva en la historía del cine, un capítulo crucial en la abolición de los tabús. La película, en aquellos años sombríos de la crisis económica y el ascenso del fascismo, dio la vuelta al mundo, fue todo un escándalo y convirtió a su protagonista en un objeto de culto.

Nacida en Berlín, el 27 de diciembre de 1901, en el seno de una familia aristocrática, Marlene Dietrich se convirtió en huérfana de padre cuando éste, un oficial superior alemán, murió en el frente ruso, al comienzo, de la l Guerra Mundial. La pequeña recibió una educación muy eistricta, con gobernantas francesas e inglesas y lecciones de latín y Violín. Estaba destinada al mundo de la música, pero un accidente en un muñeca rompió su incipiente carrera de violinista. Se dedicó entonces a la comedia. Le ayudaba su físico: mejillas carnosas, formas redondeadas, ojos verdes y cabello rubio.

En sus primeros tiempos berlineses, alternó papeles en piezas serias dirigidas por Max Reinhardt con traba os en malas comedias musicales de nombres como Princesa Ulala, en las que la ligereza de ropa de las chicas constituían el principal argumento. Finalizaban los años veinte cuando Von Sternberg, que se habla instalado en Hollywood, volvió a Berlín para buscar, según contó en sus Memorias, "una alemana con piernas largas". Aunque a Marlene Dietrich siempre le molestara mucho que se le asociará con esa parte de su anatomía - mis piernas sólo me sirven para caminar"-, la elección de Von Stemberg contará con la aprobación universal hasta el final de los tiempos.

Aunque irritada por lo que considera a "agresiva vulgaridad" de El ángel azul, el encuentro con Stemberg dará a la joven actriz el padre que le había arrebatado la guerra.. El cineasta será su Pigmalión. La trasladará a Hollywood, donde rodarán juntos seis nuevos filmes, y ella se plegará a todas sus exigencias convertiéndose, según sus propios términos, en "una marioneta feliz".

Stemberg modeló a Marlene Dietrich: convirtió su carne en mármol, cambié el color y el peinado de sus cabellos. Le consiguió contratos fabulosos y la hizo competir con Greta Garbo por él puesto de primera diosa del panteón de Hollywood.

En el capítulo de sus sus personajes favoritos se encontraban el general Charles de Gaulle, Flemming, el inventor de la penicilina, Stemberg, Jean Marois, Katherine Hepburn, Edith Piaf y Simone Signoret. Y Orson Welles. De Welles decía: "No debería pronunciarse su nombre sin haber hecho antes la señal de la cruz". Y añadía que Sed de mal, era la única película que le había permitido ser al fin una actriz.

En 1976 abandonó definitivamente el cine, salvo una aparición en el filme de David Bowie, Just a gigolo, (1978), en el que sólo participó por dinero. Pasé sus últimos años encerrada en su pequeño apartamento-castillo de la avenida Montaigne, en el triángulo de oro de París. Se decía que tenía dificultades para pagar el alquiler. Sus apariciones en público eran cada vez más raras. Se había convertido en una leyenda y, hasta ayer, lo último que se supo de ella fue que había festejado, las pasadas navidades, su 90 aniversario.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_