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ADIÓS A 'EL ÁNGEL AZUL'

Un ama de casa en frac

Su compatriota Billy Wilder, compañero de exilio americano y buen amigo, solía decir de ella que, en realidad, sólo tenía un problema, aunque muy. dramático: todos se enamoraban de su imagen cinematográfica, mientras Marlene, el mito inalcanzable en la pantalla ' en la intimidad tan sólo ansiaba demostrar a sus apasionados compañeros de lecho sus dotes de ama de casa.Jean Gabin, por ejemplo que fue uno de sus asiduos durante su obligada estancia. americana, confesé que el final de su relación sólo se debió al hartazgo que le provocaron los fuertes guisos y las tartas deliciosamente dulces, con que la seductora lo cebaba.Siempre se ha considerado que se llamaba Maria Magdalene von Losch y que su fecha de nacimiento era 1901. Pero hay quienes apuntan que, en realidad, se llamaba, Maria Magdalene Dietrich, nombre común y plebeyo y que nació en 1904. De cualquier manera, Marlene no tuvo impedimentos para desarrollar en su Alemania natal, desde 1923, una discreta carrera como actriz. Sus trabajos para directores" de la talla, de Wilhelm William Dieterle, Georg W. Pabst, Alexander Korda Maurice Tourneur o Gustav Ucicky, no obstante, no presagiaban su fama posterior.

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El definitivo salto se lo habría de proporcionar Stemberg. En 1930, el emigrado director regresó a Alemania, para rodar El ángel azul, filme mítico en el cual una arrebatadora cabaretera provocaba la perdición de un venerable profesor. El impacto que causaron sus largas, interminables piernas le llevaría a Hollywood. Allí, el antiguo director de fotografía Stemberg la fotografió como nunca nadie más habría de hacerlo y explotó sin prejuicios sus ambiguos encantos. Hizo de ella la protagonista de sus mejores filmes entre 1930 y 1935, los años en que duró entre ambos un romance tan apasionado como escandaloso.

Efímera señora del estudio más importante del cine americano de la época, la Paramount, Marlene se demostraría, siempre a las órdenes de su mentor, la actriz ideal para exóticos, elegantes, improbables pero a la postre, imperecederos melodramas. aventureros.- Marruecos, El expreso de Shangai, La venus rubia, Capricho imperial o The devil is a woman, que provocó las iras del gobierno republicano español, al considerar lesiva para el buen nombre de España la visión que Marlene, daba de sus mujeres.

En su mejor década, los treinta, su círculo fue en Hollywood la diana de maliciosos comentarios. Kenneth Anger, que suele mojar su pluma en vitriolo sin que no obstante se le pueda rebatir, afirmó de ella que era el centro de una corte de desprejuiciadas, alegres bisexuales que el milleur denominaba "las costureras de Marlene" y fueron igualmente comentados sus romances con Claudette Colbert y hasta con Lily Damita, la esposa del celebrado Errol Flynn.

Su ruptura con Sternbérg, que según confesión de la actriz fue inducida y provocada por los magnates de la Paramount, no impidió que el enamorado cineasta supervisara, bajo cuerda, los trabajos posteriores de la diva.

Como ocurría siempre en Hollywood, el escándalo llevó al estudio a castigar a su estrella, con un ostracismo injusto en películas que, ella misma, en sus memorias, confiesa indignas. No obstante, todavía habría de trabajar con los más grandes: Frank Borzage (Desire, 1936), Errist Lubitsch. (Ángel), Billy Wilder (Berlín Occidente, 1948; Testigo de cargo, 1957), Alfred Hitchcock (Pánico en la escena, 1950), Fritz Lang (La encubridora, 1952) u Orson Welles,(Sed de mal, 1958).

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