El Ejército federal desoye la orden de las autoridades de Sarajevo de abandonar Bosnia-Herzegovina
ENVIADO ESPECIAL El Ejército serbio-federal seguía luchando ayer contra las fuerzas musulmanas y croatas en Bosnia-Herzegovina, a pesar del ultimátum que le dirigió la víspera la presidencia de esta república. Las autoridades de Sarajevo le conminaron a subordinarse al poder civil de este nuevo Estado soberano o abandonar de inmediato su territorio hacia la nueva república federal que, bajo el nombre de Yugoslavia, proclamaron el lunes Serbia y Monténegro. Mientras, la guerrilla serbia prosige con la violenta expulsión de musulmanes de las zonas cuyo control ha asumido con el apoyo del Ejército. Camiones y autobuses con mujeres y niños llegaban ayer continuamente a las ciudades de Bosnia central y a Tuzla.
En esta ciudad, ejemplo como Sarajevo de la convivencia étnica, se produjeron los primeros incidentes violentos después de que el Ejército relevara al comandante de la plaza por otro general conocido por sus actuaciones en la guerra en Eslovenia y Croacia.Tuzla es una de las pocas ciudades que aún tiene que tomar el Ejército para unir los territorios ocupados en Bosnia occidental y Croacia con Bosnia oriental y Serbia. "Esperamos un ataque, pero la gente está dispuesta a defenderse", señalaba ayer el portavoz del gobierno local, Evren Halilovic.
La defensa territorial de Tuzla cuenta con numerosos serbios en sus filas. Halilovic advirtió que un bombardeo de Tuzla, con su inmensa planta química CHAK, productora de cloro, propileno, fosfatos y combustibles ligeros, "provocaría una catástrofe peor que la de Bhopal" y afectaría a toda Bosnia septentrional, partes de Hungría, Austria y, por supuesto, a Serbia".
Ayer, los combates en Bosanski Brod incendiaron, la refinería de esta localidad por segunda vez en una semana.
Drama humano
El máximo responsable del Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), el español José María Mendiluce, expresó ayer su desesperación ante la "falta de conciencia de la comunidad internacional de las dimensiones del drama humano" que está provocando la guerra en Bosnia. Ayer eran ya más de 400.000 las personas que han huido de sus hogares y "esta cifra se incrementa diariamente en entre 20.000 y 30.000". "Se trata", dijo, "del movimiento de refugiados más grave en Europa desde la 11 Guerra Mundial y el más grande del mundo desde el éxodo kurdo", declaró Mendiluce a EL PAÍS.
"En esta guerra, el desplazamiento de población no es una consecuencia de los conflictos, sino un objetivo. Eso es ya evidente", añadió. Mendiluce hizo un desesperado llamamiento de ayuda. "En diez días nuestros almacenes estarán vacíos y nos quedan fondos para tres semanas. Lo que aquí sucede nos desborda totalmente".
"Si no nos quieren dar medios financieros que al menos nos envíen bienes", prosiguió. "Occidente no parece darse cuenta que el hambre que este conflicto y sus consecuencias económicas van a provocar acabará afectándole también. El flujo de refugiados continuará hacia Europa. Las dimensiones de la tragedia superan no ya las posibilidades de ayuda de las agencias humanitarias, sino también la de los Gobiernos vecinos".
En ciudades como Mostar, bombardeada el lunes durante más de diez horas ininterrumpidamente por el Ejército federal, y Caplina, ha huído el 75% de la población. Pequeñas ciudades como Gorazde, al este de Sarajevo, tienen ya 20.000 refugiados con una población de 16.000, y quedan además aisladas del exterior por el bloqueo de la guerrilla serbia.
Ayer volvió a ser bombardeado por el Ejército la pequeña aldea de Butmir, vecina a Sarajevo. Allí, varios miles de musulmanes y serbios aguantan un bloqueo alimenticio total desde hace quince días. Enviada una misión comunitaria ante la insistencia del Ejército de que los musulmanes mantenían rehenes a los serbios, éstos declararon que querían compartir la suerte de sus vecinos y que Ios únicos que nos amenazan son esos que nos bloquean y bombardean".
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