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Millón y medio de profesionales deberán reconvertirse ante el mercado único europeo

JOSÉ F. BEAUMONT El día 1 de enero de 1993 es posible que' todo siga igual. Sin embargo, ese día caerán las fronteras europeas y cambiarán las reglas de¡ juego para cerca de un millón y medio de profesionales liberales -médicos, arquitectos, abogados, ingenieros...- que existen en España. ¿Cambiarán también las cosas para los ciudadanos, destinatarios de los servicios de estos profesionales? Las organizaciones de consumidores aseguran que la - competencia elevará la calidad de las prestaciones y hará bajar los precios de algunos servicios como los de la construcción, abogacía o asistencia odontológica.

La libre prestación de servicios es, junto con la libre circulación de personas, de mercancías y de capitales, uno de los pilares que consagra el mercado único. "Lo que sucede en el caso de la movilidad profesional es que se pinta un escenario apocalíptico", señala Emilio Fernández Castaño, director del Gabinete de la Secretaría de Estado para las Comundiades Europeas. "El mercado único se vive más como una amenaza que como una oportunidad".Para este alto cargo de la Administración van a tener que cambiar muchas cosas, sobre todo el el sector servicios "que hasta ahora ha estado blindado a la competencia exterior, quizás porque no ha habido una demanda de apertura por parte de los consumidores".

Titulaciones

El primer cambio se refiere *a la' armonización de las titulaciones, que desde hace dos años se está llevando a cabo en las. respectivas profesiones. La armonización comenzó por determinadas profesiones del sector sanitario, arquitectos, transportistas, abogados, agentes y corredores de seguros, peluqueros y agentes comerciales independientes. Después se ha extendido a médicos, enfermeros, dentistas, veterinarios, matronas, farmacéuticos y así hasta 42 profesiones de titulación superior en España.

"No cabe duda que'e1 mercado único de profesionales beneficiará a los consumidores", dice Fernández Castaño, "pero previamente hará cambiar las estructuras personales y colectivas de los profesionales. En primer lugar porque este nuevo mercado de profesionales liberales tendrá que estar basado en, la excelencia. Hoy ya no es bastante con ser abogado, sino que hay que ser un buen abogado. Por otra parte habrá, que revisar el papel de la colegiación de los profesionales, ya que ésta no puede ser un obstáculo manifiesto o encubierto para un mercado libre".

A los odontólogos (unos 14.000 en toda España) lo que más les preocupa no es la "posible invasión" de especialistas de la CE, que podría venir de algunos países nórdicos en los que la política sanitaria de prevención está dejando en el paro a muchos odontólogos, sino la invasión real de dentistas de países latinoamericanos, según Ignacio Corral, vicepresidente del Consejo de Colegios de Odontólogos.

"Los abogados (unos 75.000 en toda España) encontrarán especiales dificultades para realizar sus tareas en tierras extrañas", señala el abogado y catedrático de Derecho Constitucional, Manuél Jiménez de Parga. "El abogado ha de poseer, además de los conocimientos de la técnica jurídica, un especial sentido de la realidad. Un buen abogado se identifica con su cliente. Los ciudadanos resultarán enriquecidos con la pluralidad de opciones, pero, dadas las exigencias de la abogacía, los efectos se sentirám nenos que en otras profesiones", añade Jiménez de Parga.

La lengua es también una pieza clave de la nueva cultura profesional. José Antonio Jáuregui, catedrático de Antropología Social de la Universidad Complutense, ha señalado que el idioma es sólo uno de los instrumentos de identidad, pero también lo son la moneda y las normas de juego profesionales. "La gran comunidad europea no será la lingüísticaa, sino la laboral y profesional", dice.

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