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'Capricornio' será el primer cohete español capaz de colocar satélites en órbita

Capricornio será el primer cohete español capaz de enviar al espacio pequeños satélites. El objetivo del programa es, según sus responsables, netamente científico y tecnológico, aunque reconocen que se puede adquirir experiencia para usos militares. Liderado por el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), del Ministerio de Defensa, tiene un presupuesto de 3.000 millones de pesetas en cuatro años y lanzará el primer microsatélite en 1996.

Capricornio no será un gran cohete como los de la NASA, los ex soviéticos o el Ariane europeo, que sacan al espacio satélites de varias toneladas y naves espaciales. "Nuestro objetivo es poner a disposición de la comunidad científica y de comunicaciones lanzamientos rápidos y a un precio razonable", explica Enrique Trillas, director general del INTA. Trillas destaca el creciente número de universidades y empresas, también españolas, que pueden desarrollar pequeños satélites aunque no costear los grandes cohetes ni aguardar la larga lista de espera de lanzamientos."El avance de las tecnologías, sobre todo la miniaturización, permite realizar experimentos con 50 o 100 kilos de equipos que antes serían mucho más pesados; por ello los microsatélites tienen un gran futuro", explica Ricardo Dorado, subdirector de sistemas y programas aeronáuticos del INTA y responsable del programa Capricornio.

Estos microsatélites sirven para investigaciones en astronomía o microgravedad, observación de la Tierra (oceanografía, meteorología, estudio de la capa de ozono o control puntual de fenómenos ecológicos) y telecomunicaciones. "Ahora, en Europa, los usuarios del espacio dependen de Alemania, Francia e Italia para los lanzamientos", dice Dorado.

El Capricornio, un cohete que tendrá 15 metros de altura y uno de diámetro, con un peso en lanzamiento de 14 toneladas, será capaz de colocar cargas de 50 a 100 kilos en órbita de 600 kilómetros de altura. Será un lanzador de tres etapas: la primera da el empujón inicial y llega a 60 kilómetros de altura; la segunda etapa, también de combustible sólido, alcanza los 150 kilómetros. Al final, la tercera inyecta el satélite en órbita. El cohete se lanzaría desde El Arenosillo (Huelva) para órbitas polares LAD

Crítica propulsión

"Compraremos fuera de España la primera etapa y desarrollaremos las otras dos. La complejidad es similar, pero es más difícil fabricar la primera por ser más grande", comenta Dorado. "Con Capricornio queremos hacer un desarrollo tecnológico y lograr un producto, pero planeamos una segunda fase para crear con otros países una familia de lanzadores".Según los planes del INTA, en el Capricornio es imprescindible la participación de las empresas españolas, aún por concretar. Para desarrollar este programa el INTA tiene previstos 3.000 millones de pesetas en cuatro años, de los cuales ha invertido ya 200 millones y llegará a 1.000 a finales de 1992 con la realización de varios ensayos de laboratorio. "El punto más crítico del futuro vehículo son los motores cohetes de la segunda etapa", afirma Julián Simón, jefe del programa de cohetes sonda INTA-100.

La capacidad tecnológica española en propulsión suscita reservas en el sector espacial. Pero los responsables del Capricornio destacan la experiencia adquirida con los pequeños cohetes sonda INTA-100. El primero de estos cohetes, con una carga tecnológica de cinco kilos, fue lanzado el pasado martes desde El Arenosillo.

"El Capricornio no puede convertirse en un misil", afirma Trillas, ya que, señala, no existen misiles de tres etapas y no es tan sencillo sustituir la carga útil, el microsatélite, por una carga explosiva. Está además el problema del guiado: "En un misil de tipo estratégico lo fundamental es la precisión en el impacto", dice Simón. Pero nadie niega que la experiencia adquirida puede resultar útil para futuros proyectos militares.

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