"La literatura nos salva la vida"
Un día de abril de 1984, en el Ateneo de Madrid, le llegó a Carmen Martín Gaite (Salamanca, 1925) la inspiración: el monólogo de un ama de casa. "De repente se me ocurrió que se podía sacar mucho jugo literario a una historia doméstica", explica la escritora. Así nació Sofía Montalvo y la novela Nubosidad variable (Anagrama). Luego, Carmen se inventó a Mariana León. Sofía y Mariana, las dos protagonistas, amigas desde pequeñas; el primer amor las separa y emprenden caminos diferentes llenas de silencio. Muchos años después se reencuentran casualmente cuando ambas se enfrentan a la crisis y el fracaso. Sofía, casada sin amor con un ambicioso ejecutivo y madre de tres hijos. Mariana, convertida en una psiquiatra de moda. El ama de casa no es feliz; la psiquiatra muestra la falsa seguridad de la mujer que lo ha conseguido todo, amurallada contra todas las tormentas, hasta que comprende que está tan desvalida como las mujeres a las que trata.Un canto a la palabra
El reencuentro es providencial. Y a través de la literatura -cartas, que muchas veces no llegan al correo- ambas reconstruyen su amistad, su pasado, y analizan su presente. Las cartas, los papeles escritos, la recuperación de un lenguaje común tienen, como en tantas otras novelas de la autora, un enorme protagonismo. "Es un canto a la palabra. De todos los trances amargos que he pasado en la vida, todos los pasamos, siempre me ha salvado la palabra, la palabra escrita o dicha. La literatura nos salva la vida", dice la escritora.
Los largos monólogos que las amigas se escriben dan cuenta de la soledad, de la amargura, del fracaso, del miedo. Pero también hay esperanza. "Es una novela dura y seria, pero no sombría. Está llena de diálogos y de humor". Hay también tres historias de amor. "Es muy difícil inventar una historia de amor, que no sea ni fría, ni cursi, ni convencional. Está feo que lo diga yo, pero creo que me han salido bastante bien, con viveza y apasionadas".
Nubosidad variable -"el alma humana se parece a las nubes. No hay quien la coja quieta en la misma postura", dice Sofía recoge algunas de las constantes de la literatura de Carmen Martín Gaite: la exploración psicológica de la realidad, y, sobre todo, dice la escritora, "el constraste entre lo que se sueña y la realidad, entre cómo son las cosas y cómo se sueñan. La realidad y la fantasía van cogidas de la mano". También aparece una permanente reflexión sobre la propia creación literaria, el lenguaje y el concepto de temporalidad. "Creo que he trabajado bastante más profundamente que en mis anteriores novelas en el sentido de temporalidad. Todo es pasajero y todo es eterno. Hay que aprovechar cualquier rato de tiempo como si fuera eterno".
También, como en toda su obra, Martín Gaite ha puesto especial atención en el idioma. "Se trata de no matar la afición. De poner una inyección a la literatura. Es mucho más difícil escribir fácil que escribir difícil", asegura. Con esta novela, que no es autobiográfica, aunque Martín Gaite se ve algo proyectada en Sofía, la escritora quiere rendir homenaje a todas "esa! mujeres que tienen que lidiar con la cotidianidad".
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