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Tiro a la ventana

La huelga de autocares se solucionó cuando escaseaban las lunas para reponer las rotas

Javier Casqueiro

Los empresarios de autocares privados han lidiado estos días de huelga con los sindicatos para llegar a un acuerdo y suspenderla. Entre los patronos, la pelea sobre su representatividad se ha postergado para mejor cuadrilátero. Los verdaderos problemas han llegado con la logística. Algunos piquetes arremetieron con puntería contra más de 420 cristales de autocares con piedras y bolas de acero. El sector que suministra lunas nuevas casi se bloquea, porque la empresa líder, que copa la mitad del negocio, se empachó de trabajar.

José Luis Pertierra, gerente de Fenebús, la patronal de las empresas que mantienen a más trabajadores, fue el primero en lanzar el aviso: "La actuación de los piquetes violentos ha sido salvaje. Estamos totalmente desprotegidos por la Delegación del Gobierno, y las lunas de repuesto se acaban".El responsable de la empresa Autocentro Tour, que presentó el lunes denuncia por la agresión que sufrió uno de sus coches en la calle de la Princesa con bolas de acero, también encontró problemas para sustituir el material dañado.

El balance del conflicto, tras 11 jornadas de paros partidos y un día entero de huelga, ha sido duro para trabajadores y empresarios, pero también para los autocares. Más de 420 lunas se desintegraron tras recibir un impacto seco. Algunos conductores recogieron estos días de sus coches bolas de acero del tamaño de un rodamiento.

Adolfo, conductor de un autocar discrecional de la cooperativa de Móstoles, no recogió nada. El pasado domingo no debía conducir, porque los discrecionales no tienen servicios mínimos, pero había llevado a Gerona a una excursión de ancianos y tenía que regresar. Se internó en la M-30, y a la altura del puente de Ventas le destrozaron -él cree que desde otro coche- una luna lateral.

Adolfo cuenta que los ancianos se asustaron y se agruparon. Algunos, a los que había prevenido, se bajaron en Zaragoza y en Guadalajara para culminar el viaje en tren. Adolfo está a favor de la huelga, "porque ganamos poco para lo que trabajamos". Ayer esperaba en Arganda del Rey, en uno de los siete talleres que Lunauto ha repartido por la Comunidad, para reponer la ventana.

Este taller de Hermanos Arevalillo (Lunauto) ha reparado, desde que comenzó la huelga, más de 25 lunas cada jornada. Esta empresa encabeza el sector, con el 40% del mercado en Madrid y el 60% en toda España. Su director comercial, José Antonio de Soto, y el encargado de la nave de Arganda, José Luis, niegan la versión del colapso: "Hemos aumentado un 35% nuestros servicios fuera de las instalaciones, pero hay existencias". Hermanos Arevalillo, que compite con Lunas Arevalillo por escisión familiar, admite que en algún caso no se ha facilitado alguna ventana ("hay muchos modelos"), pero no porque no haya reservas: "Tenemos 1.500 lunas de stock, pero las hay que cuestan desde 40.000 a 500.000 pesetas".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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