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Antonio Borregón: "El nuevo reglamento taurino es innovador"

2.000 veterinarios tutelados por sus colegios profesionales vigilarán la integridad del toro

El presidente de la organización colegial veterinaria, Antonio Borregón, afirma que era imprescindible un nuevo reglamento, entre otras razones porque el anterior no daba respaldo jurídico a los veterinarios en sus importantes tareas relacionadas con el espectáculo taurino. En su opinión, el nuevo reglamento cubre este vacío y además incluye la normativa adecuada para la efectiva vigilancia del fraude. "Es un reglamento innovador", dice Borregón, "tiene carácter experimenta¡, y necesita un rodaje, a cuyo término se podrá saber si conviene modificar alguna de sus prescripciones".

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La norma como coartada

La mayor parte de las dudas y reservas que el nuevo reglamento plantea a muchos aficionados y miembros de los distintos estamentos del espectáculo Borregón las considera precipitadas, pues el mismo texto legal determina la creación de una comisión consultiva nacional de asuntos taurinos, y confía en que este órgano propondrá las oportunas reformas del reglamento, si observa deficiencias."Jurídicarnente está muy bien hecho", dice Borregón, "porque algunos aspectos conflictivos de la fiesta los resuelve con habilidad y otros los deja abiertos, para su posterior desarrollo". La organización colegial veterinaria está elaborando informes sobre cuánto necesitan los facultativos para realizar sus tareas, como laboratorios, dependencias e instrumental en las plazas o contenedores destinados al transporte de astas y muestras biológicas, y estos datos los remitirá a Interior, donde, a su vez, se preparan órdenes ministeriales que desarrollan éstas y otras cuestiones aludidas en el reglamento.

Aspectos conflictivos hay muchos en el texto legal, pero en lo que afecta a los veterinarios, Antonio Borregón cree que no plantea mayores problemas: "El reglamento nos da respaldo jurídico -cosa que no hacía el anterior-, y esto va a tener gran trascendencia. Bastará que cumplamos escrupulosamente lo legislado, como es nuestro deber. Ahora mismo, hay preparados 2.000 veterinarios expertos, independientes y aficionados a la fiesta, que vigilarán especialmente la integridad del toro. Los colegios profesionales establecerán comisiones de seguimiento, para garantizar la corrección de sus actuaciones y ejercerán la necesaria tutela para defenderlos cuando alguien intente presionarlos".

"El reglamento no es lo que todos quisiéramos", comenta Borregón, "pero sí el mejor de los posibles. Y aunque a nadie satisface plenamente, tiene la virtud de recoger las principales aspiraciones de todos los estamentos de la fiesta". El presidente de los veterinarios encuentra acertadas, por ejemplo, las normas sobre análisis de astas y vísceras: "Los veterinarios pueden rechazar toros en el reconocimiento por sospecha de afeitado, y ha quedado suprimido el posterior juicio contradictorio que contemplaba el reglamento anterior. Cierto que se lidiarán si el ganadero niega que estén afeitados, pero entonces las astas correspondientes serán sometidas a análisis. Los presidentes pueden ordenar asimismo que se analicen muestras biológicas de las reses que hayan tenido un comportamiento extraño en la lidia. Y si no lo hace, los veterinarios están facultados para recogerlas. Naturalmente no lo harán a efectos fiscales, sino para investigación. Es su deber, pues los veterinarios estamos en contra de que se mutile a los animales o se les administren sustancias que modifiquen su comportamiento, y tenemos la obligación de combatir estas prácticas".

Denuncia en el juzgado

Ahora bien, ¿qué sucede si los toros estaban íntegros en el reconocimiento y salen afeitados al ruedo? Antonio Borregón es terminante en su respuesta: "En ese caso, el veterinario debe denunciarlo. Primero, al presidente de la corrida; y si éste hace caso omiso, en el juzgado de guardia".La organización colegial veterinaria ha convocado reuniones para estudiar el reglamento y unificar criterios. Una de los presidentes de los colegios provinciales y otra de la Asociación de Veterinarios de Espectáculos Taurinos, que encuadra a los 2.000 especialistas. Entre las cuestiones a tratar está la forma de proceder en los reconocimientos de las reses, ya que las nuevas normas pueden generar situaciones delicadas.

El reglamento acepta que en los reconocimientos estén presentes empresa, ganadero, diestros, cuadrillas, apoderados, establece que la opinión de todos ellos será oída por el presidente, y cabe suponer que tanto testigo podría entorpecer -o incluso presionar- en una labor que es estrictamente pericial. "Yo no lo creo así", dice Borregón. "Presenciar el reconocimiento no quiere decir que hayan de estar forzosamente en el propio corral, y escuchar su opinión, que vaya a ser aceptada. Luego, el reglamento añade que los veterinarios dispondrán de todo lo necesario para efectuar su tarea, y lo necesario es, entre otras cosas, el silencio.

Los ganaderos podrán arreglar las astas que los toros se deterioren en el campo. Esta novedad, sin precedentes en la historia de la fiesta, parece gravísima a muchos sectores de aficionados, pero no al presidente de los veterinarios: "El arreglo ha de hacerse en presencia de un facultativo, y si el deterioro es excesivo, informará a la autoridad de que el toro no vale para la lidia. En los restantes casos tomará medida de la longitud de la cornamenta, con lo cual, si llega a la plaza disminuida, ésa será prueba irrefutable de que después del arreglo fue afeitada".

La organización colegial veterinaria propone los veterinarios de las corridas y garantiza su eficacia. Ésta es quizá la. innovación del reglamento que más satisface a Antonio Borregón, pues ése era su caballo de batalla. Ahora ya tienen los veterinarios la responsabilidad que reivindicaban y sus resultados se habrán de ver a partir de mañana mismo, fecha de entrada en vigor del reglamento.

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