Palpitante energía
Marion ThieneGalería Oliva Arauna. Claudio Coello, 19. Madrid. Hasta finales de marzo.
Arincada en nuestro país desde la segunda mitad de los ochenta, Marion Thiene (Zeppelinhein, 1959) viene desarrollando una propuesta de rara y emocionante intensidad, a la vez delicada en extremo e inquietante. Sus piezas nacen de una confluencia de referentes fronterizos entre lo pictórico y lo escultórico, de una fusión de materiales y mecanismos de lenguaje que extraen su resonancia de ambos paradigmas, pero que no se asimilan ya a ninguno de ellos.
Tres son los factores, íntima e indisolublemente ligados entre sí, sobre los que, a mi juicio, se construye lo esencial del emocionante discurso de la obra de Thiene, factores que nos remiten a su singular manera de abordar cuestiones como la luz, las tensiones energéticas y el espacio específico. En cada caso, las piezas tienden a generar una extraña pulsión, frágil equilibrio de vectores aparentemente contrapuestos, oscilando entre una concentración abismal y una expansión radiante. Una de las obras incluidas en la exposición ilustra incluso, si se quiere, esta bipolaridad esencial de un modo casi gráfico. Me refiero a aquella que insinúa una forma en espiral, arquetipo de fuerzas centrífugas y centrípetas, de concentración y expansión a un tiempo.
La dialéctica luz-oscuridad es, en la forma singular que definen estos trabajos, un ejemplo preciso, tanto más turbador por la imprecisión de límites que la artista alcanza mediante el uso de materiales transparentes, generando un filtro de distorsión en esa turbulencia fronteriza en la que se confunden lo introspectivo y lo expansivo.
Pero donde la obra de Thiene alcanza su intensidad mayor es en el modo como esa tensión compromete y magnetiza el espacio real en el que se inserta manteniendo siempre la referencia al plano virtual del muro pero imponiéndose al tiempo a cuerpo del espectador en su ámbito específico, de modo que éste se ve suspendido en un equívoco temblor, entre el vértigo que lo arrastra a las entrañas de la pieza y el aura radiante que, a un tiempo, expande en el espacio.
Babelia
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