La financiación de las fuerzas de paz de la ONU, primer obstáculo para su despliegue en Yugoslavia
La Operación Unprofor (Fuerzas de Protección de las Naciones Unidas), el despliegue de los 14.000 soldados de las tropas de la ONU en Croacia (Yugoslavia), puede comenzar cuando esté completamente claro quién proporcionará los 643 millones de dólares (cerca de 65.000 millones de pesetas) necesarios para la manutención anual de las tropas procedentes de 31 países. El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el viernes por la noche, bajo la recomendación del secretario general, Butros Gali, el envío de los cascos azules a Croacia para ser establecidos en tres zonas del conflicto.
Las zonas son Eslavonia Occidental, Eslavonia Oriental y Krajina. La zona de operaciones en Krajina está dividida en dos partes: la meridional y la septentríonal. Las tropas "permanecerán 12 meses, a menos que el Consejo decida de otra manera".Estados Unidos, que participa con un 30% del coste de la operación, pidió a la antigua Federación Yugoslava que aportara parte de los gastos, como, por ejemplo, la contribución para el alojamiento. Los gastos de hospedaje se calculan en 130 millones de dólares.
Las economías de las repúblicas yugoslavas están arruinadas. El anuncio de la llegada de los cascos azules ha suscitado las esperanzas de los empresarios y los banqueros locales de aprovechar la nueva coyuntura para conseguir beneficios. Dos bancos serblos -Beogradska y Vojvodjanska Banka- luchan por conseguir el monopolio para el manejo de las cuentas en divisas de los soldados: 48 horas antes de la reunión del Consejo de Segurídad, las facturas preliminares hechas por los empresarios yugoslavos para los diferentes tipos de servicios (construcción, hoteles, alimentos, hidrocarburos) superaron en 200 millones de dólares el gasto inicialmente estimado de la operación (450 millones).
Antes de que se adopte la decisión definitiva sobre del presupuesto de lo que supone la operación más grande realizada por la ONU después de la del Congo, Gali decidió enviar una avanzadilla de centenares de hombres. El transporte y la instalación definitiva del resto de las tropas tardará unos dos meses.
Las tropas de paz tendrán ante sí una misión arriesgada. Se trata de un arreglo temporal que debe posibilitar las condiciones de paz y la seguridad necesaria para las conversaciones sobre la solución global de la crisis yugoslava. Las primeras reacciones subrayan las discrepancias políticas entre las dos partes acerca de la interpretación del papel de la ONU.
El ministro de Exteriores de Croacia, Zvonimir Separovic, declaró: "Croacia obtiene la paz, pero una paz impregnada de problemas e inquietudes". El ministro subrayó su esperanza de que el despliegue de las tropas 11 no perjudique la solución del problema político". Croacia teme que una larga presencia de las tropas cimente la pérdida de un tercio de su territorio, actualmente controlado por el Ejército federal y los Gobiernos locales que han autoproclamado su autonornía en Eslavonia y Krajina.
Asimismo, Separovic rechazó la participación financiera de su república en la operación: "Croacia no puede ser castigada dos veces. Una vez con la guerra y los grandes daños. Otra vez con los gastos que deberíamos cubrir ahora".
Aclaraciones adicionales
En vísperas de la decisión del Consejo de Seguridad, el Gobierno croata exigió las aclaraciones adicionales acerca del control político en las zonas perdidas en la guerra. "El Gobierno croata insiste en que su legislación sea aplicada en el territorio bajo la protección de la ONU".
El plan de paz prevé que las zonas bajo la tutela de las Naciones Unidas estén controladas por los políticos locales y no por Zagreb. El ministro de Exteriores alemán, Hans Dietrich Genscher, viajó ayer a Zagreb para convencer a la cúpula política croata de que el plan de paz de la ONU ofrece garantías.
Por otra parte, el líder rebelde serbio en Eslavonia Oriental, Rade Leskovac, entendió la llegada de las tropas a su manera: "Asegurar la paz al pueblo serbio y el reconocimiento del nuevo sistema legal" en los territorios ocupados por las Fuerzas Armadas. Belgrado presenta la decisión de la ONU como una victoria de su política, aunque los autoproclamados líderes locales serbios en Eslavonia y en Krajina pueden perder el control político una vez vuelvan los 700.000 refugiados croatas.
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