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"No me parece bien contar simplemente una historia"

"No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola... ". Si el ritmo de las primeras frases de una novela es importante para enganchar al lector, la que acaba de publicar Javier Marías, Corazón tan blanco (Anagrama), no puede empezar mejor. Una novela de misterios familiares que conjuga espléndidamente el discurso narrativo y el reflexivo. "Se habla mucho de la vuelta a la narratividad, pero a mí no me parece bien contar simplemente una historia. Lo que me gusta es que, además, me haga, reflexionar".

Una cita de Shakespeare -"Mis manos son de tu color; pero me avergüenzo de llevar un corazón tan blanco" (Macbeth)- abre, y da título a la nueva novela de Javier Marías (1951). Y no sólo eso. El significado en el sentido más amplio de esas palabras de Lady Macbeth impregna todo el texto, provocando una reflexión sobre la culpabilidad, el crimen, la instigación, la inocencia, el conocimiento de las cosas como parte de responsabilidad.Para contar esta historia de misterios de familia, Javier Marías partió de un par de elementos autobiográficos. "Hubo un suicidio en mi familia, antes de que yo naciera. Tras una boda absolutamente normal, una mujer se suicidó a los pocos días de regresar del viaje de novios. Nunca supe por qué. Ese fue el punto de partida: ¿qué diablos le pudo suceder a esa mujer? Decidí que era mejor inventarlo que averiguarlo. Otro elemento autobiográfico es que mi abuela cubana, como la del protagonista de la novela, me cantaba canciones, una de ellas, tremenda, sobre algo terrible que le pasó a una mujer en su noche de bodas. De ahí arranca la novela".

El protagonista, interprete-traductor de profesión, y narrador en primera persona, rememora un año de matrimonio y se enfrenta !'a una historia oculta que nadie ni él mismo quiere averiguar. Pero no hay párpados para los oídos y escuchar es peligroso. Por su oficio, está acostumbrado a traducirlo todo, incluso hasta los gestos y esa historia que prefiere no saber se le va imponiendo. Las cosas quieren contarse por sí mismas y al fin se sabe que ocurrió en el pasado".

Pasado misterioso

Ese pasado misterioso y amenazante que se mezcla con un presente incierto y amenazado es descrito por Marías con una intensidad que se mantiene prácticamente a lo largo de toda la novela. La reflexión surge al hilo de la narración y en ningún momento se hace farragosa al lector, al contrario, le provoca y le incita a comparar puntos de vista. Quizá los temas más interesantes que plantea sean el del secreto y el del matrimonio. Marías, al revés que su protagonista, asegura que detesta el secreto. "En eso no soy para nada como el narrador de la historia, pero la novela aborda la conveniencia o no del secreto. Es angustioso, pero ni siquiera conocemos nuestros propios secretos y hay que admitir que todo el mundo los tiene, hasta el que lleva la vida más monótona. Sin él no se podría vivir. Seria horroroso. Ya sé que los periodistas lo odian, pero sin él la gente se mataría. En un momento de la novela el padre del narrador cuenta a su hijo un secreto que ha mantenido oculto durante 40 años con el único objetivo de hacerle ver que es mejor que él y su esposa no se cuenten jamás secretos".

Marías explica que ha "tomado prestadas" un par de ideas de otros escritores. Por ejemplo, de Juan Benet. "Sobre esa zona de luz y sombra, en la que cuando más se va sabiendo más sombras aparecen". Y otra de Adolfo Bioy Casares. "Lo leí en una entrevista que le hicieron y hablaba del territorio de la almohada. Es la vieja idea de que en la cama se cuenta todo. Se traiciona casi todo por la necesidad de contar. Se traiciona a la familia, a los amigos, a cualquiera".

Y ello enlaza con el tema del matrimonio, otro de los que apasionan, al menos en la novela, a Marías. "Quizá porque no me he casado y eso a los 40 años puede parecer incluso indencente. Quise imaginarme cómo podría ser estar casado. El libro dice que el matrimonio es una institución narrativa. Hay que conseguir cosas que contar y cuando ya no hay más que explicar empieza a ir mal. El casarse da como una sensación de consecución o término. Como si todo acabase. Y debería ser a la inversa. Se puede llegar incluso al aniquilamiento. Y esto, desde fuera, resulta atroz". Apenas aparecida Corazón tan blanco ha sido saludada por las primeras críticas como la mejor, más ambiciosa y más lograda novela de Marías, mejor incluso que Todas las almas. El escritor asegura que no tiene aún suficiente distancia Sara enjuiciarla. "Tengo cierta sensación de que no es inferior a Todas las almas. Con ésta acabaron convenciéndome de que era buena y quizá pase lo mismo con Corazón tan blanco. Siempre hay cierta tendencia a comparar las novelas, de si hay progresión o regresión y no estoy muy de acuerdo con ello. Dentro de 10 años ninguna de ellas será nueva".

Algo pedante y presumido

El escritor proyecta ahora escribir una novela corta y cómica, en la línea de alguna de las disparatadas historias de Todas las almas, como la cena en el college de Oxfórd. Y en mayo aparecerá en Siruela una recopilación de los perfiles biográficos de escritores que ha publicado en la revista Claves de razón práctica.

Esos retratos han llevado a Marías a una divertida conclusión: "Los escritores somos los seres más insoportables y calamitosos. Hay dos tipos, el absolutamente calamitoso, negado para la vida normal y cotidiana y el fanático. Éstos son los que se toman tan en serio su trabajo que se vuelven fanáticos del oficio". ¿En qué grupo se incluye el propio Marías? "Yo. preferiría pensar que estoy entre los calamitosos, que son mucho más simpáticos, como Malcohn Lowry o Stevenson".

Marías no se indigna cuando le comentan que es pedante' presumido y frío. "Algo pedante sí soy y no está mal. Es graciosa la gente pedante. Presumido, quizá también, pero todos somos presumidos. Todo el mundo está convencido, por ejemplo, de tener buen gusto y sentido del humor. Pero, lo de frío no. En eso no estoy de acuerdo".

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