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Compromiso de ayuda a la libertad

El ministro de Exteriores alemán, Hans-Dietrich Genscher, y el secretario de Estado norteamericano, James Baker, lanzaron ayer conjuntamente desde la pista del aeropuerto de Francfort, bajo una fuerte lluvia, la llamada Operación Suministrar Esperanza, el envío masivo de alimentos y medicinas con destino a once repúblicas de la desaparecida Unión Soviética. Estados Unidos efectuará 54 vuelos a lo largo de las próximas dos semanas, mientras que la ayuda procedente de la Comunidad Europea se realiza en aviones prestados por Alemania, Francia, Italia, Portugal y España, que ha cedido un DC-8. Grecia y el Reino Unido se sumarán al esfuerzo occidental en los próximos días."Estos aviones serán nuestros mensajeros, simbolizando nuestro compromiso de ayudar a que la libertad florezca en estos nuevos países", dijo Baker poco antes de que despegara el primer avión, un C5 Galaxy norteamericano, en dirección a San Petersburgo. "Es un puente de humanidad, solidaridad y amistad", añadió Genscher, comparándolo con la operación realizada por los aliados en 1948 y 1949 para contrarrestar el bloqueo soviético de Berlín Occidental.

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Moscú prefiere ayuda económica a alimentos

El jefe de la diplomacia norteamericana insinuó que los países industrializados deberían prestar a Rusia "miles de millones de dólares" para estabilizar su moneda, aunque esto sólo podría hacerse cuando Moscú adopte un programa de reforma económica creíble.

70 toneladas españolas

El DC-8 de Cargo Sur, una filial de Iberia, transportaba 70 toneladas de alimentos y medicinas y España se gasta en esta operación "del orden de los 11 millones de pesetas" según Alfonso Carvajo, presidente de la Agencia Española de Cooperación Internacional. "España ya ha. proporcionado unos 1.500 millones de dólares (alrededor de 150.000 millones de pesetas), no todos dispuestos, de créditos a corto plazo, de los que la mitad son para bienes de consumo y otros bienes de equipo".

Genscher y Baker, así como la mayoría de los expertos, reconocen que toda esta operación no es más que una gota de agua perdida en el océano de las necesidades de los ex soviéticos.

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Se confiaba en que la ayuda llegara directamente a los aeropuertos de ciudades del interior del país, evitando que, como ha sido la norma hasta la fecha, los alimentos y medicinas llegaran a Moscú, donde se les perdía el rastro, o como mucho a San Petersburgo. Pero esa pretensión ha chocado con las viejas tradiciones de la guerra fría. Los dos primeros aviones alemanes que partieron ayer de Francfort debían dirigirse a Novosibirsk, en Siberia, y a Engels, cerca de la desembocadura del Volga. En ambos casos no les fue posible alcanzar sus objetivos, ya que los pilotos no disponían de ningún tipo de información sobre esos aeropuertos, lo que les imposibilitaba el aterrizaje. La compañía German Cargo Services, que fletaba los dos aviones, tuvo finalmente que dirigirse a Moscú y entregar la ayuda a las autoridades locales, que prometieron hacerla llegar a su previsto destino.

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