El misterioso casete compacto digital inicia en Cannes su despegue

Mientras los 9.000 profesionales de todos los sectores de la música de todo el mundo que asisten en Cannes al Mercado Internacional del Disco y de la Edición Musical (MIDEM) corren en busca del japonés -el comprador más solicitado-, y los artistas más variopintos actúan en directo -hoy lo hacen Ketama y Paco de Lucía, cerrando una brillante representación española-, una nueva revolución tecnológica acecha a la música. El disco compacto ya no es lo último. El casete compacto y el disco compacto interactivo lo han desbancado.

Además de la música española, la 261 edición del MIDEM, que se celebra estos días en Cannes, tiene otra estrella: el casete compacto digital (DCC). Escondidos en la cuarta planta del Palacio de Festivales, quizá para no perturbar la marcha de los negocios, las grandes empresas de sonido presentan los aparatos reproductores y las cintas que van a revolucionar el mercado de la música a partir de septiembre, el mes previsto para el lanzamiento a bombo y platillo de este misterioso DCC.¿Qué es el DCC? Sencillamente, un sistema que permite escuchar una nueva casete con la misma calidad de sonido que el disco compacto. Estas nuevas casetes digitales, de formato similar a las actuales, necesitan, naturalmente, nuevos aparatos reproductores, lo que significa enormes expectativas de negocio para todos los sectores que viven de la música.

El precio de estas nuevas cintas será de 600 pesetas la cinta virgen y de 2.000 pesetas la pregrabada. El de los aparatos reproductores, de 40.000 pesetas para un walkman y de 100.000 pesetas para una pletina. Cinta, walkman y pletina apenas difieren en tamaño y apariencia de las actuales, pero aportan, sensibles novedades, además del sonido y del precio. En el mismo aparato, el usuario puede acceder a información tal como el nombre del artista que está escuchando, de la canción o incluso del título del disco. Además, estos nuevos aparatos también son capaces de reproducir las actuales casetes analógicas y grabar directamente cintas vírgenes en sonido digital. Una verdadera revolución de alcance incluso superior a la que supuso la aparición del disco compacto y que permitirá un nuevo resurgimiento de la industria musical.

Soporte multimedia

Y junto al DCC, el disco compacto interactivo (CD-1), otra revolución tecnológica que aporta al sonido digital la imagen, el grafismo y el vídeo. Fruto de 10 años de investigaciones, este nuevo soporte multimedia está destinado a la educación, la formación y la información, y su interactividad per mite el diálogo entre el usuario y el programa a través de un monitor. Con un disco óptico de 12 centímetros como sopor te, el CD-1 puede almacenar, por ejemplo, un año entero de un periódico en diferentes idiomas. Puesto a la venta el pasa do mes de octubre en Estados Unidos, su lanzamiento en Europa está previsto para el próximo verano, con más de 50 títulos de los géneros más va riados: deportes, música, juegos de vídeo, artes, enseñanza...

Como ajeno a estas innovaciones tecnológicas que, según Xavier Roy, director del MIDEM, "van a marcar los años futuros", el certamen sigue su curso. A la espera de la actuación prevista para hoy de Ketama y Paco de Lucía, que prácticamente cerrarán el certamen, el MIDEM permite escuchar en directo desde un homenaje a Jean Pierre Rampal, al músico africano Salif Keita, pasando por las voces búlgaras, el jazz francés de Gérard Marais, el rock británico de los Levellers, el soul norteamericano de Smokey Robinson, el pop sueco de Roxette y la música tradicional japonesa de Junko Ueda.

El MIDEM también sirve para presentar en sociedad la radio M40 -en la que la SER participa con un 48,05% del capital-, con 60 emisoras repartidas por toda Francia. Y para recibir a invitados como el músico catalán Jordi Savall, responsable de la música del filme Tous les matins du monde, protagonizado por Gérard Depardieu, que compite en el Primer Festival Internacional del Audiovistial Musical y que, según los pronósticos, cuenta con grandes posibilidades de llevarse el premio a la mejor música cinematográfica.