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¿Qué democracia?

El golpe de Estado argelino ilustra algunos de los viejos dilemas a los que se enfrentan las sociedades humanas: ¿se debe negarla libertad a los enemigos de la libertad? ¿El fin justifica los medios? ¿Es la democracia algo tan valioso como para ponerla de repente en manos de un pueblo que no está maduro para ella?Ya en su tiempo, Pascal planteó este problema a los jesuitas: "Ustedes reclaman, en nombre de nuestros principios, libertades que nos niegan en nombre de los suyos". ¿Acaso la fórmula no se puede aplicar perfectamente al Frente Islámico de Salvación? Más jesuitas, por tanto, que sus enemigos jurados, los militares argelinos, invocando la patria en peligro, han revestido su golpe de Estado blanco de algunos oropeles constitucionales. (...) Puede que miles de demócratas sinceros, asustados por la inminencia de un régimen islámico (...) celebren en secreto que se mantenga al FIS alejado del poder. (...) Pero, hasta que se pruebe lo contrario, el FIS será la principal fuerza del país. Por una ironía cruel, podrá presentarse como mártir de una causa -la democracia- de la que es el abogado menos creíble. (...)

Aunque la democracia no se reduzca al derecho al voto (...), deberían arriesgarse a permitir al FIS ejercer el poder y, probablemente, a desgastarse con las duras pruebas de la realidad económica. El pueblo argelino, y sólo él, tendría el derecho político y moral de devolver a sus barbudos a las mezquitas.

, 14 de enero

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