La dimisión del presidente de Argelia cierra el acceso al poder de los integristas
El presidente de la República de Argelia, Chadli Benyedid, presentó ayer a última hora de la tarde su dimisión, en una maniobra perfectamente estudiada y medida que tiene como finalidad interrumpir el proceso legislativo e impedir el acceso al poder a los integristas. Minutos más tarde de que el presidente anunciase su dimisión, carros blindados del Ejército tomaban posiciones en Argel, en torno a algunos edificios oficiales y puntos neurálgicos de al ciudad.
La dimisión de Chadli Benyedid, de 63 años, se produjo después de dos semanas de tensiones y rumores de todo tipo, en los que se especulaba sobre las más diferentes fórmulas que se iban a arbitrar en el país para impedir la llegada de los integristas del Frente Islámico de Salvación (FIS) al poder.Chadli deja el poder que tomó hace 13 años sin concluir el proceso democrático, que entra ahora en una fase incierta. De momento, la dimisión paraliza el, proceso legislativo iniciado el pasado 26 de diciembre e impide la celebración de la segunda vuelta de las elecciones, prevista para dentro de cuatro días. La población recibió con serenidad y tranquilidad la noticia, a pesar de las llamadas a la movilización efectuadas por contados imames desde los minaretes de las mezquitas de algunos barrios periféricos. La dimisión del presidente de la República -el tercero tras la independencia del país en 1962- interrumpe, en plena lógica, el proceso democrático iniciado el pasado 26 de diciembre, cuando se celebró la primera vuelta de las elecciones legislativas, en la que la formación integrista Frente Islámico de Salvación (FIS) se colocó a un solo paso de la mayoría absoluta en la Cámara, y con aspiraciones de obtener los dos tercios. El FIS se permitió a continuación el lujo de anunciar la modificación de la Constitución, que permitiría poner las bases de un régimen teocrático. La segunda vuelta de las elecciones legislativas estaba prevista para el próximo 16 de enero y todos los datos hacían prever, de nuevo, un triunfo aplastante de las fuerzas integristas y que sus sueños se convertirían en realidad.
[El Gobierno español sigue con "gran atención" la evolución de los acontecimientos en Argelia, según informó anoche el director de la Oficina de Información Diplomática, Juan Leña].
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Chadli Benyedid presenta su dimisión como "la única solución" a la crisis argelina
Viene de la página 1La dimisión del presidente de Argelia, Chadli Benyedid, fue conocida ayer por la noche a las 20.30, hora local, a través de la televisión. El telediario se interrumpió para ofrecer las imágenes del presidente de la República, en su despacho oficial, recibiendo a los siete miembros del Consejo Constitucional, a los que entregaba la carta de dimisión.
Un Chadli Benyedid emocionado y balbuceante aseguraba que después de hacer un balance de la situación del país había decidido dimitir para preservar la unidad de Argelia. "He decidido dejar la presidencia de la República a partir de hoy", aseguró Chadli al presidente del Consejo Constitucional, Abdemalek Benhabites, a quien entregaba una carta manuscrita conteniendo las razones de su renuncia, al tiempo que rogaba que las hiciera públicas.
La carta de renuncia es ambigua e imprecisa. No aclara en ningún momento las razones verdaderas y reales de la dimisión. Hay una larga y conmovedora referencia al proceso democrático y pluripartidista iniciado por él en Argelia, que ha desembocado tras los comicios del pasado 26 de diciembre en una grave confrontación política. Ante esta situación, Chadli asegura haber llegado a una conclusión. "No puedo continuar ejerciendo plenamente mis funciones". Para añadir a continuación: "Estimo que la única solución a la crisis actual reside en retirarme de la escena política". La carta finaliza con un llamamiento a la nación para que interprete su gesto como un "sacrificio".
Tanques en la calle
Pocos minutos después de que la televisión estatal ofreciera estas imágenes, blindados ligeros del Ejército y la Gendarmería empezaban a maniobrar por la ciudad, tomando posiciones ante los puntos neurálgicos y edificios oficiales.
En los suburbios algún que otro imam subido a lo alto de su minarete, indignado con la maniobra de Chadli Benyedid, convocó al pueblo para iniciar la guerra santa. La llamada por ahora no ha tenido éxito. La ciudad parecía a última hora de la noche tranquila. En los barrios islámicos de Bad el Oued y Kuba simpatizantes y militantes del FIS salieron a la calle para comentar con tranquilidad la situación. En pleno centro, frente a la gran central de Correos, los jóvenes continuaban jugando al fútbol, mientras la televisión y la radio reanudaban su programación habitual, incluidos los programas con una propaganda electoral, que ahora ya no sirve para nada. La situación de la calle en Argel fue haciéndose poco a poco más tensa. Las conversaciones se convertían en concentraciones.
La dimisión del presidente de la República ha puesto fin a dos semanas de tensiones y rumores de todo tipo, en las que se ha venido especulando sobre las más diferentes fórmulas para impedir la llegada de los integristas al poder. Entre las fórmulas barajadas se insinuaba un posible golpe de Estado promovido por sectores del Ejército contrarios al Frente Islámico de Salvación (FIS). Esta hipótesis pareció confirmarse en las últimas horas cuando se tuvo noticia que en diversas partes del país se estaban produciendo movimientos de tropas, lo que provocó la indignación de las fuerzas integristas.
Pero al margen de la posibilidad de una intervención armada, la Argelia democrática había depositado sus esperanzas en el Consejo Constitucional, donde se habían planteado 341 recursos electorales reclamando la anulación de la primera vuelta de los comicios o, en el peor de los casos, la anulación de una gran parte de los escaños obtenidos por el FIS en la primera vuelta.
El Consejo Constitucional, responsable de examinar estos recursos electorales, debía pronunciarse sobre los mismos en las próximas horas. Anoche, cuando los argelinos se disponían a conocer por televisión el resultado de las deliberaciones del Consejo Constitucional se vieron sorprendidos por la dimisión del presidente de la República, cuyo mandato finaliza en noviembre de 1993. El presidente de la República previamente había comunicado su decisión de dimitir a la cúpula militar, a la Gendarmería y al propio Gobierno de Sid Ahmed Gozali.
La dimisión del presidente de la República colocó ayer a Argelia en una nueva situación de incertidumbre política pero paraliza el acceso al poder de los islamistas. A última hora de la noche continuaba reunido el Consejo Constitucional, en un intento de clarificar la situación y de traspasar el poder del Estado a la persona adecuada, que debe recaer inevitablemente sobre el presidente del Consejo Constitucional. Nadie sabe cuál será el siguiente paso a dar, pero con toda lógica se abre una nueva vía democrática, en la que deberán convocarse las elecciones presidenciales en el plazo de 45 días.
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