El presidente de Georgia resiste en su 'bunker' el cerco de la oposición armada
RODRIGO FERNÁNDEZ La oposición georgiana seguía ayer intentando tomar la Casa de Gobierno, en cuyo bunker se encuentra el presidente de la república, Zviad Gamsajurdia, y sus hombres. Todos los asaltos lanzados durante la noche de¡ domingo y en el transcurso del lunes habían resultado hasta anoche infructuosos. Un número no precisado de víctimas se sumó a los 16 muertos y 160 heridos del domingo. Gamsajurdia ha logrado resistir gracias a las numerosas personas que han llegado a su defensa, y algunos observadores en Tbilisi piensan que ahora incluso tiene más hombres en armas que la oposición.
"El presidente es optimista en cuanto a su futuro, y espera que le liberen", dijo a primeras horas de -la tarde el ministro de Exteriores de Georgia, Murmán Oinanidze. Los grupos armados de la oposición son apoyados, según él, "sólo por elementos criminales y algunos representantes de los intelectuales, pero la mayor parte del pueblo pensante está, de parte de Gamsajurdia".Tenenguiz Sigua, el ex primer ministro que hoy es el líder de la oposición, apareció ayer en televisión para proponer un diálogo con el Gobierno a condición de que éste fuera retransmitido en directo. Sin embargo, la propuesta de dialogar no significa que los rebeldes hayan decidido retirar sus exigencias. Como dejó claro Sigua, éstas siguen siendo las rnismas: dimisión de Gamsajurdia, liberación de los presos políticos y libertad de expresión.
Los indicios de que el presidente georgiano, acusado de métodos dictatoriales, se estaba haciendo fuerte también estuvieron presentes en la intervención televisiva de Sigua. Éste dijo, por ejemplo, que Garnsajurdia el domingo estaba dispuesto a dimitir a cambio de un avión en el que escapar. Pero más tarde, aunque se le ofreció el aparato, cambió de opinión y declaró que estaba decidido a resistir. Y aunque Sigua aseguró que "hay un relativo equilibrio entre las partes en guerra", el cambio de posición de Gamsajurdia ha hecho concluir a algunos observadores que ahora las fuerzas ya no son iguales y que el presidente quizá logre sobrevivir a esta rebelión, la más grave que ha tenido desde mayo, cuando ganó por abrumadora mayoría las elecciones.
Durante el día de ayer, las partes en conflicto continuaron intercambiando tiros y granadas. Los rebeldes lanzaron un nuevo asalto contra la Casa de Gobierno por la mañana, sin lograr tomarla. El número de bajas que se han sumado a los 16 muertos no ha sido determinado, pero, según fuentes no oficiales, son entre 30 y 50. Las comunicaciones telefónicas con la capital georgiana están cortadas y el aeropuerto de Tbilisi ha sido cerrado. Sobré la esposa del presidente y sus dos hijos, las informaciones son contradictorias. Según unas fuentes, se habría ido en un avión en la madrugada del lunes, mientras que, según otras, continúan en la Casa de Gobierno, junto a Gamsajurdia.
El Estado Mayor de las fuerzas rebeldes se ha instalado. en el hotel Tbilisi, en la céntrica avenida de Rustaveli, a escasos 200 metros de la Casa de Gobierno. El jefe es Tenguiz Kitovani, el general que en su tiempo fue el encargado por Gamsajurdia de formar la Guardia Nacional. La ruptura entre estos dos hombres se produjo durante el fallido golpe de Estado de agosto, cuando Gamsajurdia, cediendo a la presión de los militares soviéticos, ordenó disolver la Guardia Nacional. Kitovani se negó a obedecer a su presidente y "amigo íntimo" y se echó al monte con sus hombres.
Cuando en septiembre se produjo la alianza entre el ex primer ministro Sigua -que había sido cesado poco antes del golpe- y las tradicionales fuerzas de la oposición, Kitovani bajó de las montañas y se instaló en las puertas de Tbilisi amenazando con intervenir si el Gobierno reprimía las manifestaciones. Los disturbios dejaron un saldo de al menos ocho muertos, pero Kitovani no se atrevió a atacar, a pesar de que sus posibilidades de éxito eran muy grandes.
El detonante del ataque frontal que la oposición lanzó el domingo fue, al parecer, la resolución del Parlamento de nacionalizar los equipos militares y la decisión de que los soldados soviéticos se pongan bajo las órdenes del presidente georgiano o se vayan de la república.
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