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Una investigación española sobre la dependencia de las drogas abre nuevos caminos

¿Por qué un drogadicto habituado a heroína pura se inyecta una adulterada y muere instantáneamente, o viceversa? Su organismo no tuvo tiempo para desarrollar un mecanismo de defensa: la tolerancia hacia esa sustancia concreta. Este fenómeno se empieza a desarrollar con la primera dosis; esclaviza al organismo a necesitar cada vez una cantidad mayor de droga y desaparece al poco tiempo de interrumpir el consumo. Un jurado internacional acaba de premiar. el trabajo de dos investigadores de la Universidad de Cantabria, Francisco Javier Ayesta y Jesús Flórez, que abre nuevas líneas de investigación para el control de este mecanismo fisiológico de respuesta a los estupefacientes.

El cuerpo humano tiene tal capacidad para adaptarse a las drogas que los enfermos sometidos a tratamientos crónicos con morfina o los heroinómanos necesitan cada vez dosis mayores de droga para producir el mismo efecto. Es un fenómeno fisiológico conocido como tolerancia. "Yo siempre me fijo en las noticias sobre la muerte de algún toxicómano por sobredosis. Es frecuente que acabaran de salir de una comisaría o de una corta estancia en un hospital. Están un tiempo sin inyectarse, empiezan a perder la tolerancia hacia las drogas y la siguiente dosis para ellos puede ser mortal", explica Francisco Javier Ayesta, un joven doctor en medicina, de 33 años.Su trabajo, dirigido por Jesús Flórez, catedrático de Farmacología de la Universidad de Cantabria, aporta importantes elementos para el control científico de esta habituación biológica. Tras ser publicado en The Journal of Pharmacology and Experimental Therapeutics, una de las revistas más prestigiosas del mundo en este campo, acaba de ser distinguido con el Premio de Investigación Antonio Esteve, que otorga por segundo año un jurado internacional.

Barreras cerebrales

Los mecanismos que producen la tolerancia a las drogas son hoy tan desconocidos como los responsables de la adicción. La investigación de Ayesta y Flórez ha permitido descubrir que si se sorprende a un organismo tolerante a un opiáceo -por tanto, con mayores necesidades cada vez- con una dosis igual a la primera, pero sin esperar a que se produzca el síndrome de abstinencia, el efecto de la droga es también similar al de la primera toma. Aunque la tolerancia finalmente se expresa, tarda en aparecer entre 20 y 30 minutos. Este fenómeno está directamente relacionado con la capacidad del opiáceo para traspasar las barreras cerebrales (grado de liposolubilidad) y con la rapidez de la vía de administración.Sin consecuencias prácticas inmediatas, este estudio propone una nueva línea de investigación encaminada a conocer y a vencer la dependencia fisiológica de las drogas, con ventajas tan evidentes como, por ejemplo, conseguir mayor eficacia en los tratamientos con morfina para paliar el dolor.

El profesor Flórez insiste en la importancia de tener en cuenta el factor de tolerancia fisiológica a las drogas y especialmente a la hora de planificar curas de desintoxicación de heroína. "Después de dos o tres días de tratamiento la tolerancia puede desaparecer, y si no se cuenta con ello, el joven que recaiga sentirá mucha mayor euforia con la nueva dosis". De ahí que destaque la eficacia de los tratamientos con una sustancia llamada naltrexona, un bloqueador de los receptores opiáceos que impide a la heroína inyectada después producir efecto alguno y, por tanto, reforzar las ganas de tomarla de nuevo.

Una probable explicación de la adicción podría ser, según Flórez, que las drogas hipertrofien los circuitos del cerebro humano dirigidos a la gratificación y que funcionan biológicamente con sustancias endógenas similares a la morfina. "Cuando una persona entra en juego con drogas, su cuerpo le pide huir de alguna realidad. Mientras unos tienen recursos propios para vencer una realidad adversa, otros, de forma natural, presentan dificultades para ello. Hay personas que necesitan el alcohol, por ejemplo. El organismo siempre busca sistemas para compensar algo que le falta. Si entendemos esto, quizá lleguemos a ser más comprensivos con el problema de las drogas", opina Flórez.

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