Al volver la página
El 3 de noviembre terminó la Conferencia de Paz en Madrid sin otro bálance que algún que otro hipócrita estrechamiento de manos y algunas palabras altisonantes, si poco diplomáticas, sobradamente justificadas entre tanta falsedad.La celebración en España de la Conferencia ha servido para que suene su nombre a lo largo y ancho de los cinco continentes, como mediadora de paz en el ruido belicista que nos rodea.
. Pero si poco comentario merece la conferencia no así el entorno que la ha provocado y ello es, en horas históricas, el motivo de este artículo.
En agosto de hace un año se inició y se abrieron las primeras páginas de una guerra anunciada que diría Gabriel García Márquez. Cacareada de continuo como un posible conflicto europeo, resultó al final que su campo de acción se trasladaba a Oriente Próximo con el bautismo de la guerra del Golfo. La otra, la guerra psicológica llamada fría dejaba de ser psicológica y fría, y se transformaba en caliente, cruel y violenta como todas las guerra!.
Nadie dice, con la perspectiva de tiempo suficiente, si esa guerra se pudo evitar. Tanto preparativo anos y anos, tanto embate propagandístico, tanta amenaza militar para evitar la otra guerra, la anunciada para Europa, hacía temer que esas arma s tan costosísimas no fueran totalmente inútiles, al men os para justificar el gasto. Algo está claro, la utilidad de esa guerra para obtener así el vasallaje de los países árabes, aún no totalmente comprados.
Los intereses económicos del llamado mundo Occidental gravitando sobre el petróleo, el oro negro como fuente fundamental de energía, han sido el trasfondo y la gran verdad de esa guerra.
Y despues, venga y venga viajes a Estados Unidos desde tan lejos, recorriendo el Oriente Próximo, visitando a los árabes aterrorizados en algún caso, atemorizados en otro, con parada para la solución final en Israel. Israel, que no intervino en la guerra, ¡para qué!, dictó las premisas que la provocaron, y dictará las normas de soluciones futuras en esa trágica zona conflictiva.
Ni el pueblo palestino va a tener otra presencia que la que Israel tolere, ni Europa va a tener otra voz que la falta de voz del pasado reciente en un tema que le llega tan de cerca.
Pero esa guerra y su tragedia
pertenece a un, pasado, como a
un pasado lejanísimo. Queda la
imagen prefabricada, al- por
mayo . r, para periódicos y otros
medios de comunicación, del
pobre pájaro embadurnado de
petróleo.. De las calles que se
embadurnaron con sangre en
los horribles bombardeos no se
nos dejó imagen, y el llamado
gran culpable, la mítica figura
para el mundo árabe, ahí está,
como si no hubiera habido gue
rra ni derrota.
Pero todo esto tan próximo era ayer, un ayer que nos trae hoy un acontecimiento trascendental: la definitiva liquidación .de lo que. hemos llamado el co-, munismo.
En el transcurso de apenas un mes surgió el golpe, su fracaso y la rápida y precipitada transición política que Gorbachov quería haber realizado lentamente, algo así como la que hicimos nosotros, de la dictadura a la democracia,'y como se ha hecho en los países iberoamericanos vistiendo a la dictadura con un trajecito demócrata y aceptando como bueno el pasado.
La realidad es que, aparte de las posiciones de fuerza para lograr aquella unidad que ha representado la URSS ante el mundo, Rusia fue la cuna de una revolución trascendente, que a lo largo de este siglo ha supuesto un idealismo que prendió en la gran mayoría de los intelectuales, de los artistas, de tantos seres que' han sentido el ansia de un mundo más justo que aquel que les había tocado vivir.
Pero Europa sigue empeñada en no ser Europa. Tras desangrarse en sus pasadas luchas internas, y cuando aparecíacomo posible liquidar personam. lismos, afanes de poder con los que cada pequeño trozo europeo quisiera ser eje fun ' damental en la creación del mundo, que dicen hizo Dios en siete días, vuelven los personalismos; lo que fue una vez De Gaulle, ha querido ser Mitterrand a quien venía a oscurecer la figura tan carismática de Mijafl Gorbachov, el hombre de la manchita en la cabeza y la alegre sonrisa. Los Balcanes, la eterna mecha destructora, brota otra vez y Europa se divide de nuevo.
A la ridícula postura en el Golfo, la impávida actitud ante esta Rusia (llamémosla así a la antigua URSS) cuando se prestaba a ser de nuevo parte en el gran proyecto europeo, en la Europ a trascendente centro de civilizaciones y culturas, negándole el pan y la sal, algo lógico con el prisma de Norteamérica, pero increíble con visión europea.
Hablar del fracaso comunista, de la miseria y el hambre como colofón del más importante proceso revolucionario del siglo. XX resulta -¿cómo diría uno para que no duela?-, resulta aburridísimo.
El Evangelio fue el primer librito de una revolución -ya más cerca con el paso de lo! siglos- y El capital y D libro rojo de Mao, fueron intentos de un li.bro que sustituyera a la Iglesia de los ricos, que las teorías de la liberación quieren rescatar del fracaso de los Evangelios. -
Y hace falta un nuevo librito. Sobran como siempre banderas, fanatismos religiosos -y petrioteros. Todas las nacionalidades al final. y dentro de Europa son eso, Europa.
En estas horas inciertas, y creo que trascendentales, que han transcurrido a lo largo de este verano pasado y caluroso ha venido a mi imaginación más de una vez el recuerdo de José Bergamín. ¿Có M*o vería el maestro los hechos-que se iban sucediendo y que se llevabanconsigo todo un pasado que iluminó nuestras vidas?
"Las cosas que están pasando / no se nos van a quedar en lo que se están quedando / quedándose sin pasar. / Porque nos están contando cuentos de nunca acabar..." Este principio de una octava real es como una glosa sobre lo que se dice y no se dice...., en estas horas inciertas y cruciales para la humanidad.
Puede que al final, y como -siempre,, haya vencido el dinero.
He pensado muchas veces en el porqué de esa calificación como de superhombres, económicamente hablando, al referirse a los japoneses, tan pequeñitos ellos, que durante tiempo y tiempo vivían de rodillas frente al.emperador - el rey Sol-, considerado como D,ios,, y sin atreverse a levantar los ojos del suelo, no sabe uno si por respeto, por miedo o porque el pobre era bastante feo.
Los alemanes, económicamente hablando, han sido también reflejo de superhombres, ¡el milagro alemán!; me refiero a los de la Alemania llamada Occidental -en la Oriental, con alemanes tan alemanes como en la otra, la cosa era ya algo distinta, ni superhombres, y economicamente hablando, 11 una birria de hombres"_ ¡Las cosas del dinero! Tanto tienes, tanto vales.
. Por esos caminos. han girado y giran esos cuentos que fabrican los llamados servicios de inteligencia, tan poco inteligentes ellos, y a quienes de continuo sorprenden los acontecimientos que debían conocer y prever.
.Tristemente,. las revoluciones caen en la tiranía, quizá por la violencia que exige el desmontar las injusticias que las provocan. La francesa parió a Napoleón y la revolución rusa a Stalin, dentro de parir otras muchas cosas importantes, y la Alemania que invadió militarmente a casi toda Europa, había parido a Hifier democráticamente como un grito unánime contra el tratado de Versalles.
¡Ya sólo queda una dictadura en Cuba!, es la feliz exclamación de la derecha. Los Sornoza, Galtieri, Pinochet, Franco... no ¡mportan. -Si la dictadura es comprensíva, subordinada yamiga... pues vale la dictadura.
En el recuerdo, España tiene que agradecer a la Unión Soviética (a Rusia se decía) su apoyo frente al fascismo, en aquellos días del Comité de No Intervención y el silencio norteamericano en nuestra.guerra civil del 36, como anticipo para las ba-' ses después. Y Europa sabe del heroísmo de Stalingrado que precipitó la caída de Hitler, nueva sangre derramada, como aquella a las puertas de Moscú, un día frente a Napoleón y más después frente al káiser.
Los rusos qué se nos presentaban como atacantes fueron entonces los atacados, y !a rotura de ese estúpido planteamiento es el gran triunfo de Gorbachov, y a él se debe la caída del muro de Berlín, que, es para la historia el inicio de la unidad y camino de una Europa total, con permiso de Yeltsiñ y sus exagerados apologistas.
1 Las palabras de Fidel Castro, en Guadalajara, sobre la democracia de Naciones Unidas y la dimisión del ministro
-de Defensa francés en -plena guerra muestran una parte del transfondo en esa guerra ya fenecida e inexplicada sobre Oriente Próximo y su correlación con este desplomarse final del otro imperio que equilibraba el que claramente representa hoy en solitario los Estados Unidos de Norteamérica.
Realmente sobran comentarios y comentarios afirmando si el comunismo es un fracaso y el -imperialismo económico un triunfo.
Lo más auténtico, aun siendo quizá lo más simple, es que hay que dar la vuelta y por conclusa a una página más en el libro de la historia.
. Los que sentimos el desamparo y el vacío, la tristeza sobre el mundo ideológico que acaba y que ilusionó nuestra juventud, pensamos cómo y de qué manera se inicia la nueva página que hay que escribir para ilusionar a otra juventud. -
1 No ha perdido nadie ni ha ganado nadie, se ha cerrado una página de la historia.José María Amado es directer de la revista literaria Litoral.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.