La página de Rushdie
Un énfasis especial sobre las relaciones del escritor con los poderes existentes tuvo el discurso de Nadine Gordimer. Recordó a Czeslaw Milosz, que una vez escribiera: "Qué es la poesía sino estar al servicio de las personas y la nación"; y a Brecht: "Es casi un delito escribir sobre el árbol"."Muchos de nosotros", dijo la escritora, "hemos sido obligados a tener nuestros libros en nuestras manos sin, poder difundirlos y pese a todo continuamos escribiendo. Sólo en África escritores como Soyinka, Ngugi wa Thiongo, Jack Mapanjeo, y en su propio país, Suráfrica, Jeremy Croning, Mongane Wally Serote, Breyten Breytenback, Dennis Brutus, Jacki Seroke. Todos ellos han sufrido prisión. En otros lugares los autores han tenido que publicar sus trabajos en lenguas que no eran la propia".
La persecución contra los escritores no ha sido sólo por causas estrictamente políticas. Los valores y costumbres de una clase, la burguesía, ejercieron otras veces ese poder represor. Nadine Gordimer recordó que Flaubert fue llevado a los tribunales a causa de su novela Madame Bovary; Strindberg fue acusado de blasfemo y rechazado por la sociedad sueca de su tiempo; la novela El amante de lady Chaterley fue prohibida por motivos similares.
En este marco Nadine Gordimer tuvo una especial alusión para el escritor Salman Rushdie, condenado a muerte desde hace tres años por mandato religioso. Cada mañana, dijo, cuando este escritor se sienta a escribir nunca sabe si la página que ha comenzado quedará terminada. Señaló lo inquietante que resulta la irrupción de un poder más poderoso que cualquier régimen político, el de una religión, que condena a muerte a un escritor, que es además un excelente escritor, agregó. Frente a esta realidad la autora premiada con el Nobel exaltó el valor del compromiso del escritor con la verdad frente a toda forma de opresión.
