Sobre la Academia
Le agradeceré que haga publicar en su diario la carta que dirijo al profesor Joan Solà como contestación a la que él dirigió desde EL PAÍS, el jueves 21, A los señores académicos de la lengua española. El escrito del profesor Solà contiene errores e inexactitudes que conviene aclarar.Estimado profesor Solà: quiero contestar, como académico de la lengua española, aunque no en nombre de la Academia, a varios puntos del escrito que usted nos dirigió a todos.
1. No es cierto que la Academia alterase, el pasado 24 de octubre, la definición del vocablo valenciano. Se limitó a revalidar una enmienda aprobada en 1988.
2. El Diccionario de la Real Academia (DRAE), mientras conserve su estructura actual, no puede enseñar el uso correcto de los verbos. Así, del verbo inferir, al que usted se refiere expresa mente, el DRAE no dice, por ejemplo, que la tercera persona del singular del indefinido o pretérito perfecto simple no es inferió, sino infirió. No tiene por qué decirlo, pues la conjugación de los verbos es materia gramatical, no lexicográfica. Menos aún puede enseñar cuáles son las innumerables expresiones correctas o genuinas en castellano, como usted dice, en que se puede usar dicho verbo. 3. Es incomprensible que un catedrático de filología afirme que en la página 517 del Esbozo se dice que "hace oficio de complemento directo del verbo principal" la siguiente subordinada, en cursiva: "Es lo cierto que ella vivió en santa paz con el viejo durante tres años". El Esbozo dedica el capítulo 3.19 a la 'Subordinación sustantiva'. En 3. 191.1 expone la 'Clasificación general de las oraciones subordinadas'. Como estas oraciones pueden ser sujeto o complemento directo del verbo principal, habla en 3.19.2 de las oraciones sujeto, y en 3.19.3, de las oraciones complementarias directas. En 3.19.4 pasa a hablar de las "oraciones enunciativas" y del "estilo directo e indirecto". Y ya no se preocupa de distinguir entre las subordinadas que son sujeto y las que son complemento directo. En la gran mayoría de los ejemplos que siguen, las subordinadas son complemento directo; pero hay otras que son sujeto: no sólo la que usted cita, de la página 517, sino también éstas de la página 520: "No es necesario que fabriquemos oro; basta que la gente crea que lo fabricamos", y aun esta otra de la página 52 1: "En esto de gigantes... hay diferentes opiniones, si los ha habido o no en el mundo", y todavía alguna más.
Probablemente, estaría todo más claro si los redactores del Esbozo hubieran sacado del parágrafo 3.19.3 el anuncio de lo que van a estudiar a continuación. Se los puede acusar de cierto desorden. Pero atribuirles, a ellos y a todos los académicos posteriores, el disparate que, según usted mismo, "ningún estudiante de bachillerato" sería capaz de cometer revela mala intención o poco discernimiento.
4. Finalmente, es cierto que todas las lenguas de España son igualmente dignas. A mí me encantaría conocerlas bien todas. (Estudié vasco espontáneamente a los 14 años, pero no sé casi nada; he leído mucho en catalán, pero no lo hablo; en cuanto al gallego, lo considero casi como una lengua mía). Pero es falso que todas tengan los mismos derechos políticos y sociales (prescindamos ahora de los económicos). Según la Constitución vigente (artículo tercero del Título Preliminar), sólo la que usted llama en el título de su escrito "lengua española" es "la lengua oficial del Estado"; las demás sólo son oficiales "en las respectivas comunidades autónomas". Aquí se establece una diferencia clarísima entre los derechos políticos de una lengua y los de las otras.
"Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla". Esto, que se refiere exclusivamente a la lengua oficial del Estado, le otorga un derecho social que no tienen las demás.-
De la Real Academia Española.
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