'Terminator 2' se estrena en 150 cines de España
Arnold Schwarzenegger vuelve a protagonizar la superproducción dirigida por James Cameron
La serie maestra de escenas de persecución que forma la parte principal de Terminator 2 -a este respecto, una verdadera continuación- resulta que esconde un mensaje humanitario. Pero, al igual que Bush, que prometió una América más amable y más gentil, acabó por dirigir un esfuerzo bélico que costó un número no revelado de vidas, así Terminator 2 no está exactamente por la labor de vive-y-deja-vivir. La película demuestra en forma cinemática cómo es posible dar patadas en el culo hasta el enésimo grado y sentirse aún bien consigo mismo. Su violencia no deja resabio amargo alguno.El secreto del éxito del Terminator original no fue sólo el papel de Arnold Schwarzenegger como una máquina, sino un guión que era un modelo de estructura satisfactoria. Esta vez James Cameron, guionista y director de ambas películas, ha aportado una mezcla sagaz de repeticiones y sorpresas. Como la vez anterior, dos seres de hacia el año 2029 son enviados de regreso al presente, uno para destruir y el otro para proteger a una persona que desempeñará una función crucial en el futuro, de la lucha -después de una guerra nuclear que mata a 3.000 millones de personas- entre seres humanos y máquinas. El cambio es que Schwarzenegger interpreta el mismo modelo de terminator, pero esta vez programado para ser el bueno y no el malvado.
Al comienzo de la primera película, Sará Connor (Linda Hamilton) era una joven mujer corriente, bastante inadecuada para su función como madre de un luchador por la libertad; al final de dicha película, se resignaba a su destino, dispuesta a hacer cualquier sacrificio. Pero en la época de Terminator 2 vuelve a ser inferior a la tarea asignada, aunque de forma muy distinta. Se halla internada en una institución psiquiátrica, y ha perdido la custodia de su hijo John (Edward Furlong), futuro salvador de la especie humana.
Expresión líquida
Entre la primera película y la continuación, Cameron dirigió la película épica submarina The abyss (El abismo), que marcó el inicio de un nuevo estilo de efectos especiales.Las técnicas implicadas en modelar la apariencia del líquido en tres dimensiones se han perfeccionado mucho para Terminator 2. El adversario de Schwarzenegger, el prototipo Cyborg T-1000 (interpretado por Robert Patrick), cuando no fluye realmente de modo malévolo de un lugar a otro como un poltergeist (espíritu burlón) de mercurio, es una entidad de metal líquido ("multialeación mimética", si quiere usted decirlo técnicamente, pero no se moleste en preguntar por ello en el DIY). Puede imitar cualquier cosa excepto un mecanismo, así qué un pasatiempo favorito es extender sus brazos o dedos como cuchillos o púas.
No es insulto alguno para los actores el atribuir la mayor parte de la fuerza y belleza de Terminator 2 a sus efectos especiales, que pueden provocar el aplauso involuntario en un público, e incluso el silencio reverente. La alternancia de escenas de acción hiperbólica y pelotas rasantes acentuadas con fuerza es una fórmula estándar, pero Cameron lo lleva a un nuevo nivel de perfección.
La lectura por Arnold Schwarzenegger de una línea como "tengo ficheros, detallados" -su invariable respuesta a peticiones de información- logra ser tanto robótica como sutil.
En esta actuación, menos es más como nunca anteriormente. El joven John Connor contribuye con su propio estilo de concisión, murmurando "esto es profundo" cuando se le explica que él salvará a la raza humana.
Nada más transcurrida la mitad, la película entra en una calma pasajera. Los buenos han escapado de los malos por ahora, y Cameron necesita algo de tiempo para establecer el ritmo de la persecución de la segunda mitad. El inconveniente de las películas de acción implacable como Terminator 2 es qué cualquier cosa en ellas que no sea acción puede ser considerada como una imperfección.
La segunda mitad de la continuación invierte todo lo que ocurno antes, por no mencionar la totalidad de la primera película. De repente, no hay destino alguno, ningún futuro establecido.
Opinión o estrategia
Es tentador preguntarse si esto es un cambio de opinión por parte de Cameron, o sólo un cambio de estrategia de mercadotecnia, una inversión imís o menos cínica en esperanza más que en miedo. Apenas tiene importancia.Quizá había dos equipos de asesores de guión, uno aduciendo a favor de ver el tema del destino hasta el final, y el otro favorable a la libre voluntad, y el resultado dependió del capricho. Como un soporte para la película Aliens, Cameron ideó una montura de ametralladora basada en la Steadicam, y por la que los militares mostraron ulteriormente un discreto interés, y sin duda se muestra cierta hipocresía casi al final de Terminator 2 cuando este tecnócrata desaprueba la inhumanidad del hombre para con el hombre. Si Cameron no es un halcón de la línea dura, es como mínimo, una paloma con garras.
Artísticamente, el tema del destino de la primera película es el más poderoso de las dos opciones. Pero Cameron logra respeto por su disposición para aplicar cambios drásticos en una fórmula de éxito, y Terminator 2, el día del juicio es, a su manera, una aventura gratificante, la primera bomba de demolición verdadera del dividendo de la paz.
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