La propuesta de Yeltsin de desmembrar la URSS paralizó la rúbrica del Tratado de la Unión

El principal obstáculo que imposibilitó el lunes la rúbrica del texto del nuevo Tratado de la Unión fue que Rusia acudió a la reunión del Consejo de Estado con una enmienda fundamental, que, de aceptarse, significaría la desaparición de los restos del poder central y la muerte política del presidente soviético, Mijail Gorbachov. Borís Yeltsin deseaba establecer una confederación de Estados carente de un poder central, en contra de lo acordado.

Según Andréi Grachov, portavoz de Gorbachov y del consejero presidencial Gueorgui Shajnazárov, el presidente de la Federación Rusa se mostró dispuesto a rubricar el texto siempre y cuando se aceptara su enmienda, que consiste en que la futura unión sea una confederación de Estados y no un Estado confederado, como se había acordado. Grachov lo reveló en una conferencia de prensa, después de que Shajnazarov explicara largamente la "necesidad de crear un Estado confederado", como establece el texto enviado a los parlamentos para su aprobación.Aunque Grachov trató de restar importancia a la enmienda al. hablar sólo de un problema semántico, el hecho es que Gorbachov no la aceptó, porque tras esta discusión bizantina hay una gran diferencia: una confederación, como se entiende en la URSS, es simplemente una unión de diferentes países, sin necesidad de ningún poder central; mientras que un Estado confederado es un solo país, que tiene un poder central con todas las instituciones, correspondientes: presidencia, Parlamento, Gobierno...

La propuesta de Yeltsin suponía un acercamiento a la de su colega ucranio, Leonid Kravchuk, quien ha repetido hasta la saciedad durante la actual campaña electoral que concluye el domingo con unas presidenciales y un referéndum para ratificar la independencia, que no aceptará ningún tipo de poder central, por pequeño que sea, y que sólo está dispuesto a participar en una confederación formada por algunos de los países nacidos del ex imperio comunista.

Gorbachov reiteró ayer a la delegación parlamentaria española de visita en la URSS que no participará en ningún "proyecto de unión política que no tenga forma de Estado", según manifestó el socialista José María Benegas tras la reunión de una hora y media celebrada en el Kremlin. El presidente soviético también recibió al ministro de Asuntos Exteriores iraní, Alí Akbar Velayati. Los parlamentarios españoles coincidieron con Gorbachov en que uno de los problemas más graves para el mundo es la posible desintegración de la URSS, que podría originar "una fase de conflictos interétnicos y guerras civiles con enfrentamientos armados como en Yugoslavia", según Benegas.

Armenia y Azerbaiyán

El principal conflicto interétnico del ex imperio soviético es el que enfrenta a Armenia y Azerbaiyán a causa de Nagorni Karabaj, provincia autónoma en territorio azerbaiyano, cuyos 180.000 habitantes son mayoritariamente armenios. La situación es tan tensa que el Consejo de Estado dedicó el lunes su segunda ronda de discusiones a examinar qué se podía hacer para impedir el estallido de la guerra. La decisión adoptada anoche por unanimidad en el Parlamento azerí por la que se pone fin al estatuto de autonomía que gobernaba Nagorni Karabaj y se cambia el nombre de su capital, caldea aún más el ambiente.