La oposición abandona el debate presupuestario por los desplantes del PSOE a sus enmiendas
Todos los grupos de la oposición se negaron ayer en bloque a seguir debatiendo el proyecto de Ley de Presupuestos del Estado. Con esta actitud intentaron expresar una crítica contundente al rechazo sistemático que el PSOE brinda a todas sus enmiendas y a la inaceptable" ausencia -casi total y permanente- de los miembros del Gobierno durante las jornadas parlamentarias. El Grupo Socialista intentó justificar todas estas críticas en "la necesidad de modificar el reglamento". Al prosperar el boicoteo, los presupuestos se sometieron a votación y fueron aprobados por el Congreso dos días antes de lo previsto.
Todo empezó a media tarde.. El banco azul del Gobierno permanecía desierto y ya se agotaba el tercer día de debatir unas enmiendas que, a priori, se sabían condenadas al fracaso. Durante esta semana se debían votar -y rechazar- las 1.413 enmiendas de la oposición, toda vez que las 111 que contaban con el respaldo del PSOE ya fueron aprobadas en comisión.Fue Miquel Roca quien, poco después de las cinco de la tarde, inició el movimiento de rechazo. Inmediatamente le secundó el portavoz del CDS, José Ramón Caso. Roca pretendió que, de manera inmediata, se diesen por defendidas todas las enmiendas y se pasase a la votación final. El portavoz del Grupo Catalán, en una brillante intervención, argumentó que "como el Gobierno no tiene intención de acercarse a la oposición, pues estos presupuestos son sólo del Ejecutivo", la intención de su grupo era pasar directamente a la votación.
Retomar las riendas
El presidente del Congreso, Félix Pons, intentó frenar esta iniciativa pero, más tarde, y tras una interrupción de 10 minutos en la que intentó sin éxito recuperar las riendas del debate, todos los portavoces llegaron a la conclusión de cerrar el debate y pasar directamente a la votación. Eran las 19.20 horas y el banco azul había permanecido desierto hasta las 18.15, hora en la que apareció el ministro de Obras Públicas y Transportes, José Borrell, y cinco minutos después, el de Relaciones con las Cortes, Virgillo Zapatero.
Antes del receso que decidió Pons en un último intento de calmar los ánimos, José Ramón Caso argumentó que no era tolerable la actitud de desprecio hacia la Cámara que mantiene el PSOE". Esta "actitud" se puso de manifiesto durante la madrugada del miércoles, "cuando -desde los bancos de la mayoría- se protestaba cuando algunos portavoces subían a la tribuna para mantener sus argumentos en favor de la enmienda y se aplaudía cada vez que alguien retiraba una enmienda".
Durante el receso de diez minutos decidido por Pons, diputados de distintos grupos argumentaron que no recordaban nada parecido a esto en los últimos años. Decían que algo así nunca habría ocurrido cuando el PSOE estaba en la oposición. Incluso un diputado socialista comentó al ex ministro de Agricultura, Carlos Romero, que "si esto nos pasa a . nosotros en la oposición y está aquí Guerra, la que se arma... y no me digas si está también Felipe".
Mientras los diputados esperaban el resultado de la negociación de sus portavoces, un camarero, que portaba una bandeja con dos botellas de champán y otros tantos platos de patatas fritas, provocó murmullos de sorpresa e interrogación sobre el destinatario de la bandeja. Más tarde se aclaró que es tradición entre los taquígrafos del Congreso celebrar con champán el final de las largas y tediosas sesiones del debate presupuestarlo. La sagacidad de los funcionarios del Congreso se adelantó al anuncio que, muy poco después, hicieron los distintos portavoces de dar por concluido el debate.
A la vuelta del receso, Rodrigo Rato, en nombre del Grupo Popular, cerró un turno de intervenciones de protesta en el que enfatizó que el principal motivo del boicoteo de ayer es "el desprecio por parte del Gobierno y el grupo mayoritario socialista a las propuestas del resto de la Cámara". Rato añadió que esta decisión es "una cuestión política de fondo" y no se puede ventilar con el argumento esgrimido de que sólo hace falta una reforma del reglamento. Además, recalcó que el objetivo de su grupo era también criticar "la política económica" del Gobierno.
El portavoz popular argumentó el boicoteo de su grupo de manera simétrica a la defensa previa de Miquel Roca. En su opinión, "la experiencia política de que ninguna enmienda de ningún grupo va a ser aceptada nunca en un debate de presupuestos y la sensación de que se está cumpliendo una mera formalidad parlamentaria es un motivo suficiente para proponer que se den por defendidas todas las enmiendas y se pase a su votación".
Antes del receso Pablo Castellano, en nombre de Izquierda Unida, había pronunciado un breve alegato, muy cargado de razones políticas y sentimentales, en el que llegó a decir: "No hemos luchado tantos anos para esto". Y lamentó "el espectáculo que sin duda alguna no podrá verse en ningún otro Parlamento europeo, con un Gobierno totalmente ajeno al debate de los presupuestos generales". Tras los diez minutos de reflexión, Castellano se sumó al boicoteo.
'Broma' de Martín Toval
El portavoz Socialista, Eduardo Martín Toval, explicó que en las manifestaciones de los grupos de la oposición "subyace una idea que mi grupo comparte" y que se resume en la necesidad de reformar el reglamento. Martín Toval acabó con esta afirmación no exenta de ironía: "Siento no poder sumarme a la decisión del resto de la Cámara ya que mi grupo no mantiene ninguna enmienda viva". Con esta broma dejó claro que todas las enmiendas socialistas han sido aceptadas.
Pons también defendió que "los hechos confirman la necesidad urgente de esa refórma" y anunció que convocará a la Comisión de Reglamento la primera quincena de diciembre para iniciar el debate de este texto.
Las protestas por la inutilidad del debate surgen del hecho de que el debate empleno de los presupuestos se convierte en una mera repetición de argumentos y votaciones ya defendidas, sección por sección, en la comisión de Presupuestos. Todo este cúmulo de circunstancias obligará a que la tan retrasada reforma del reglamento se inicie,
Tras el rechazo general a seguir con el debate se produjo un nuevo receso, durante el que se reunió la Junta de Portavoces. A las 20.30 se reanudó la sesión con cinco ministros en el banco azul y el único objetivo de votar unas enmiendas rechazadas de antemano. La votación concluyó a las 21.20, y Pons levantó la se sión sin dar tiempo para que ninguno de los grupos explicara su voto. Tras este trámite el proyec to de ley debe pasar por el Sena do y volver al Congreso antes del 31 de diciembre.
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