Un grito de libertad
Ruy Blas fue un grito de libertad, una batalla más por las igualdades y las fraternidades que había proclamado la Revolución Francesa unos años.antes, y que se extinguían o se traicionaban. Siguió en pocos años a la batalla de Hernani, y la coronó. Literariamente, era la entrada del melodrama con dignidad en el escenario, y la fluencia de un lenguaje abierto, grande, reflexivo. Víctor Hugo, en fin. En este texto de ahora, que Ángel Gutiérrez ha adaptado no sé de qué traducción, quedan muchas bellezas y, digamos, mucha doctrina. La historia del lacayo y la reina parece hoy menos posible todavía que entonces: la aurora que apuntaba Víctor Hugo para el futuro ha aparecido muchas veces, en tantas revoluciones, guerras, paces y descubrimlentos, y ha encontrado siempre su ocaso. Ahora ya se mira como una trampa.Texto y lenguaje percutirían mejor si no se dijeran con tanta lentitud, y si los alumnos de Gutiérrez que forman esta compañía del Teatro de Cámara de Madrid cuidasen su prosodia. Estamos hablando de un teatro marginal, al que se puede exigir menos que a la profesionalidad habitual. Dentro de esto, el esfuerzo de Ángel Gutiérrez y su compañía es admirable, busca siempre un teatro significativo y con calidad. Otras veces lo han conseguido mejor que ahora; y alguna otra vez lo harán también mejor.
Ruy Blas
De Víctor Hugo. Adaptación de Ángel GutiérrezIntérpretes: Jesús Salgado, Marta Beláustegui, Carmen Fernández. Teatro de Cámara de Madrid. Dirección: Ángel Gutiérrez. Sala Mirador, 15 de noviembre.
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