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Tribuna
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Drogas

Juan José Millás

Leo que en noviembre, el mes de los muertos, se va a celebrar un Pleno parlamentario sobre la droga. La intención es buena, pero ya es sabido que de buenas intenciones están empedradas las calles del infierno. De momento, lo que más preocupa al PP es si Felipe González va a estar presente o no en ese debate. Mire, señor Ramallo, el presidente debería estar, pero convertir eso en el tema central de un problema como el que nos ocupa produce un olor a electoralismo tan barato, tan zafio, tan mezquino, que pone en cuestión sus verdaderas intenciones. Lo que debería preocuparle no es la presencia o ausencia de González, sino la hipocresía, la falta de imaginación y la torpeza de su propio partido para presentar en ese debate que, desde luego, el PSOE tampoco va a alumbrar. Usted debería saber que la oposición es una, forma de poder que, bien administrada, produce abundantes beneficios ideológicos. Pero es que además ustedes ya son poder a secas en lugares como el Ayuntamiento de Madrid, y ahí lo único que seles ha ocurrido es poner multas a los yonquis, que es como ponerle una cataplasma a un muerto.Mucho me temo que ese pleno anunciado para noviembre se convierta en un debate de salón. Pero el problema de la droga hay que enfrentarlo también en los desagües, en las alcantarillas, en los intestinos. ¿Le suena? Lo que pasa es que los intestinos de la droga no tienen forma de cloaca, y además en lugar de estar dentro están fuera. O sea, que a veces tienen la fachada de mármol, como ese banco que el Gobierno ha cerrado hace poco y entre cuyos gestores había nombres que a todos nos sonaban. Señor Ramallo, olvídese de González, bucee en esas cloacas exteriores, reflexione un poco, abandone la retórica y se apuntará el tanto de su vida. Lo demás es jugar con los muertos.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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