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Un sabio práctico y un amante de la verdad

Pierre-Giles de Gennes, premio Nobel de Física 1991, manifestó ayer en París que piensa utilizar el prestigio y el dinero de esa distinción para ayudar a la Escuela Superior de Física y Química de París. De Gennes, recordó que esa institución municipal, en la que trabajaron los Curie, "tiene un porvenir muy difícil en función de la enseñanza que da, que en opinión de algunas gentes del Ayuntamiento es un pelín demasiado fundamental". Todas las investigaciones del profesor de Gennes, según dijo ayer él mismo, han estado guiadas por "razones prácticas". Desde hace dos o tres años, explicó, se interesa de modo particular por los "superpegamentos". Esas gomas, explicó con entusiasmo, "tienen un interés industrial considerable. Se puede llegar a construir aviones pegados y no atornillados".

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Paul Germain, secretario perpetuo de la Academia de Ciencias de Francia, subrayó, precisamente, el hecho de que las investigaciones del profesor De Gennes se han centrado en lo que llamó "la física de cada día". "En la Academia", afiadió Germain, "esperábamos que el profesor De Gennes fuera premiado algún día. En su caso, el único problema era escoger para el Nobel uno solo de sus múltiples trabajos".

Según Hubert Curien, ministro francés de Ciencia y Tecnología, el Nobel acaba de consagrar a un sabio que "pensó siempre en las aplicaciones industriales". De Gennes, según el ministro, se caracteriza por "una movilidad intelectual excepcional, que es la marca de los grandes sabios".

Excepción hecha de su trabajo, la pintura y el dibujo constituyen las grandes pasiones del nuevo Nobel de Física.

Max Ernst se encontraba en un avión camino de Nueva York cuando se anunció la concesión del Nobel de Química. Hace apenas dos días que le fue concedido otro galardón importante, el premio Gross Horwitz de Estados Unidos, que ha compartido con su compatriota Kurt Wuthrich por extender las técnicas de resonancia magnética nuclear a las moléculas biológicas grandes. Sus compañeros de la Escuela Politécnica de Zurich señalaron ayer: "Hemos comentado muchas veces que se merecía el premio Nobel, aunque él siempre se ha mostrado retraído al respecto". Un colaborador afirmó que Ernst es una persona muy seria que "nunca diría nada que no sea verdad".

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