El Papa cree que el Ejército debe ser garante de la paz, la libertad y la justicia
"Espero que la construcción de este templo sirva para reunir cada vez más a la familia militar de Brasil y como gran centro de evangelización para que todo el Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea avancen en su misión, que no es sino la de garantizar la paz, la libertad y la justicia".
Esta frase, dirigida a los sectores que entre 1964 y 1984 controlaron Brasil con mano férrea, era una de las pocas incursiones en problemas temporales previstas para una jornada que Juan Pablo II quería dedicar a la comunión espiritual en la Iglesia. El Papa la pronunció al bendecir la primera piedra de. Santa María de los Militares, Reina de la Paz, que será la catedral de la archidiócesis militar de Brasil. Sin embargo, la homilía pronunciada el lunes en San Luis, segunda jornada de este viaje iniciado el sábado y que anoche sumaba ya 9.979 kilómetros de recorrido, suscitó reacciones encontradas. Alfonso Gregory, obispo de Imperatriz y actual presidente de Cáritas Internacional, estimó, por su parte, que la reflexión del Papa sobre la violencia desatada en Brasil en torno a la propiedad de la tierra "es problemática".
"El derecho de propiedad es una norma de las sociedades civilizadas, donde los bienes están distribuidos equitativamente. Como norma es correcta, pero nosotros tenemos que razonar dentro de la realidad brasileña", dijo. Y añadió que la Conferencia Episcopal brasileña debería pedir aclaraciones sobre el significado de la homilía.
Paulo Ponte, obispo de San Luis, afirmó que la defensa del derecho de la propiedad y la condena de las invasiones de tierras ;hechas por el Papa deben ser interpretadas de forma restrictiva, en tanto que Joaquín Navarro Valls, director de la Oficina de Prensa vaticana, consideraba que "si los obispos piden aclaraciones, les serán dadas".
En la homilía de ayer, Juan Pablo II habló de la fe, afirmando que "ni existe ni ha existido nunca incompatibilidad entre el saber humano y la fe" y recordando a Santa Teresa de Ávila, cuya festividad se celebraba ayer.
Esta liturgia se celebró en una capilla abierta construida según un diseño seleccionado por la viuda de Óscar Niemeyer, el arquitecto que dio carácter a la futurista capital brasileña.
Con Collor de Melo
El acto, el más solemne de los protagonizados hasta ahora por el Papa en esta visita, contó con la asistencia del presidente brasileño, Fernando Collor de Melo, y de su actual esposa, Rosane, con la que Collor, divorciado, no puede casarse por la Iglesia. Durante este viaje, el Papa ha tenido que ocuparse también, a distancia, del deterioro de las relaciones del Vaticano con la Iglesia ortodoxa rusa, cuyo patriarca, Alexis, ha rechazado una invitación para participar en un acto ecuménico que se celebrará en Roma durante el próximo sínodo de los obispos. Una nota hecha pública el martes por la Oficina de Prensa vaticana indica que las disputas patrimoniales surgidas entre ambas iglesias en Ucrania y las tensiones derivadas del nombramiento de obispos católicos en Rusia son fruto de malentendidos que podrán ser superados.
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