Llamamiento del Consejo de Europa por el respeto de la cultura islámica

El islam no es "globalmente incompatible" con los valores democráticos europeos, afirma la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en una resolución adoptada para recomendar a los Gobiernos del Viejo Continente un mayor esfuerzo en la difusión del conocimiento, la comprensión y el respeto de la cultura musulmana.

Esa resolución recuerda que, por su actitud ante la condición femenina y la libertad de expresión, el integrismo islámico es, en cambio, "incompatible" con tales valores. La recomendación adoptada en Estrasburgo, defendida por el diputado socialista español Lluís María de Puig, recoge las conclusiones del coloquio organizado en París por el Consejo de Europa junto al Instituto occidental de Cultura Islamica de Madrid con la colaboracion de Unesco bajo el patrocinio del Consejo de Europa. El cristianismo y el judaísmo, afirma el texto, constituyen "elementos de la cultura europea", pero el islam, añade, ha tenido durante siglos "una influencia" en la civilización del Viejo Continente.A ese hecho histórico, los parlamentarios del Consejo de Europa añaden la circunstancia de que el islam está cada día más presente en la nueva Europa. Y ello no sólo por la existencia de regiones europeas de mayoría musulmana, como Turquía, Albania y ciertas repúblicas de Yugoslavia y la Unión Soviética, sino también por la inmigración procedente del mundo islámico.

Una imagen deformada

El islam, lamentan los parlamentarios, sigue siendo víctima en Europa de "una imagen deformada, estereotipada y hostil". Los viejos enfrentamientos entre ambos mundos y la persistencia en los sistemas educativos y los medios de comunicación de visiones "simplistas" del mundo musulmán explican en parte ese hecho. La "falta de análisis crítico" y la "intolerancia" de "muchos musulmanes contemporáneos" también tienen su parte de culpa, según la resolución.Estrasburgo recomienda a los Gobiernos la introducción de un tratamiento "equilibrado" y "objetivo" de la civilización islámica en los manuales escolares; la mayor presencia de la lengua árabe en los programas educativos; la multiplicación de estudios científicos comparativos entre el islam, el cristianismo y el judaísmo; la enseñanza de la historia del área mediterránea como un todo; la creación de centros culturales para inmigrantes musulmanes, y el intercambio de estudiantes y profesores entre Europa y los países islámicos.

Un doble principio debe animar a los dirigentes europeos, según este llamamiento: la promoción del diálogo con las comunidades musulmanas ya existentes en el Viejo Continente, y el reforzamiento en el interior del mundo musulmán de las tendencias democráticas y pluralistas.