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Entrevista:EL DESAFÍO EUROPEO

"La solidaridad que solicita España será uno de los pilares de la Comunidad Europea"

.La cohesión económica y social, la solidaridad de los países ricos con los pobres debe convertirse en uno de los pilares constituyentes de la Comunidad Europea, y "en esto estoy totalmente de acuerdo con España afirma Jacques Delors. El presidente de la Comisión Europea considera inviable la propuesta española de fondo de compensación interestatal "porque no hemos alcanzado el grado de integración de una nación federal".

Pregunta. ¿La solidaridad financiera entre los Doce que reclama España es posible?

Respuesta. España desea que en el tratado de unión política se refuerce la cohesión, de forma que se convierta en uno de los pilares constituyentes de la Comunidad Europea, y en esto estoy totalmente de acuerdo. Sobre estas dos bases estoy seguro que encontraremos una solución satisfactoria.

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P. Pero usted rechaza el fondo de compensación interestatal.

R. No hay un solo camino para reforzar la cohesión, pero considero que no hemos alcanzado un grado tal de integración como para tener, al igual que en una nación federal, un fondo de compensación entre los Estados. La contribución que propondrá la Comisión a los Doce para la cohesión será sustancial y muy exigente.

P. ¿La idea es una nueva duplicación de los fondos estructurales?

R. No, no. Las políticas estructurales no son más que una de las siete o diez pistas a explorar. Ya anticipé a los Doce la posibilidad de un quinto recurso comunitario que tenga en cuenta la prosperidad relativa de los Estados miembros, y hay otros instrumentos. Estoy también a favor de la creación de un fondo de protección del medio ambiente para permitir a los países que no están entre los más ricos beneficiarse de la solidaridad del resto para poder cumplir las exigencias imperativas del medio ambiente.

P. ¿Cuándo presentará ese segundo paquete Delors?

R. Nuestra propuesta, el paquete Delors 2, si quiere llamarlo así, deberá estar preparada en enero de 1992, de forma que un Consejo Europeo excepcional pueda debatirlo en la primavera del próximo año.

P. ¿Se le ha borrado la preocupación por "el problema político de última hora" que podría plantear España en la cumbre de Maastrich?

R. Sí, no hay verdaderamente ningún problema. Han sido necesarias algunas entrevistas bilaterales para que yo comprenda el punto de vista de España respecto a la unión económica y monetaria, y para que tomara en cuenta ciertas sugestiones hechas por el ministro Solchaga que han facilitado el compromiso de Apeldorn sobre el paso a la tercera fase de la unión monetaria.

P. Dicen que la cena con Solchaga en Bruselas, antes del verano, no funcionó.

R. Fue una cena de trabajo para entenderse y no para sacar tajada uno del otro. Solchaga se preocupa legítimamente por los mejores medios y el tiempo necesario para que la economía española pueda entrar plenamente en la unión monetaria, y yo debo tener eso en cuenta. La verdad es que hemos progresado en el camino hacia la unión monetaria.

P. ¿Atajada la amenaza de la Europa monetaria a dos velocidades está la vía despejada?

R. La receta del éxito para la Comisión es intentar la síntesis. Si no hay pasos atrás quedan dos problemas a resolver. Uno, el papel de la institución monetaria, que debe tener verdaderas competencias si se quiere preparar la puesta en marcha del banco central europeo. Los amigos españoles están de acuerdo en ello, como también en la promoción inmediata del ecu para aclimatarlo en los medios financieros y entre los ciudadanos.

P. El paso a la tercera debe decidirse a finales de 1996 o dos años después, como defiende España?

R. No soy un integrista. Si en 1996 la Comisión constata que no se dan las condiciones, su deber será decirlo y no precipitarse en un paso a la tercera fase que se traduciría en desenganches del proceso y en un grave fracaso. Rechazo un esquema mecánico de calendario igual que me opongo a quienes defienden unas condiciones fijas para acceder a la unión monetaria.

P. España tenía de plazo hasta 1993 para someterse a la liberalización total de capitales. ¿Qué le parece el adelanto de un año?

R. No puedo más que felicitar a Solchaga por la decisión, que no era fácil para él, de liberalizar totalmente los movimientos de capital antes de la fecha final del periodo transitorio. Esto demuestra que la técnica de una fase transitoria tiene una doble ventaja: elimina la Europa a dos velocidades y estimula la convergencia.

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